¿Y después del fallo?



SEÑOR DIRECTOR

Tenemos fecha para el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en la demanda boliviana. Pero el problema no acaba allí, ya que la estrategia mediática y política de Bolivia no ha sido neutralizada eficazmente y, probablemente, seguiremos afectados por nuevas demandas y fallos de la CIJ.

Chile deberá convencer a la opinión pública local y a la comunidad internacional que a Bolivia no le interesa mejorar la conectividad física con nuestros puertos, ni desarrollar una profunda integración regional. Solo persigue la cesión de territorios chilenos, para lo cual busca desconocer el Tratado de Paz y Amistad de 1904 y el incumplimiento del Tratado de Lima y su Protocolo Complementario de 1929 entre Chile y Perú.

Tras el fallo sobre la demanda marítima peruana, Chile debió retirarse del Pacto de Bogotá. Ante un nuevo fallo adverso con ocasión del rechazo de las objeciones preliminares chilenas a la demanda boliviana, tampoco se denunció la jurisdicción obligatoria de la CIJ. Y, la equivocada decisión de demandar a Bolivia por las aguas del río Silala, ha derivado ahora en una contrademanda boliviana y en que nuestro país siga sometido a los arbitrios de dicha Corte.

El retiro del Pacto de Bogotá no implica desconocer nuestro apego a la solución pacífica de las controversias, sino simplemente desprendernos de las ataduras de un tribunal internacional que es político en la elección de sus jueces y que falla, no solo en derecho, sino en equidad y justicia.

Algunos alegan que la denuncia "afecta la imagen y prestigio internacional de Chile". Otros han acusado, incluso, de "estridencia nacionalista", a quienes respaldamos esa opción, en circunstancias de que el exceso de prudencia chilena ha terminado por afectar nuestra capacidad de disuasión. El riesgo para Chile es seguir sometido a un tribunal que relativiza los tratados y que aplica una visión "creativa" del derecho.

Cualquiera sea el fallo ad portas, Evo Morales se declarará victorioso y reemprenderá su campaña, sumándole después nuevos contenciosos sobre el Silala, el Lauca y quién sabe qué otros más.

Dado lo negativo de las relaciones chileno-bolivianas, es indispensable cambiar nuestra estrategia exclusivamente jurídica y renunciar a la jurisdicción obligatoria de la Corte.

La unidad nacional es fundamental en este proceso, pero entendemos que mantenerse en el Pacto de Bogotá afectará seriamente los intereses permanentes de la Nación.

Carlos Bustos Díaz

Ricardo Concha Gazmuri

Carlos Klammer Borgoño

Juan Salazar Sparks

Fabio Vio Ugarte

Embajadores (R) y ex directores generales de la Cancillería

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