El después de (mayo 68)

Mayo 68


De las imágenes del año 1968 que han vuelto a reproducirse y circular, la que más me ha impactado no es la que uno asocia con demostraciones y violencia callejeras, los foros, o sus icónicos líderes, sino la foto por Henri Cartier-Bresson del pórtico de la capilla de Santa Úrsula de La Sorbonne con sus altas columnas y afiches raídos, pegados, de Marx, Lenin y Mao, grafitis rayados en los muros, la puerta del edificio cerrada, y una fogata todavía humeante en primer plano debajo de las escalinatas, restos de algún mitin o protesta que quién sabe con qué acabó. Impacta porque trasmite cierta sensación desoladora de lo poco que quedó, y que tres personajes presentes, algo vagos, uno con impermeable que podría ser Julio Cortázar (tanto se parece), añaden un dejo existencialista muy de época. Para nada exitista.

Extrañamente concordante, además, con el juicio que se lee en uno de los mejores libros publicados sobre ese agitado año, Sixty-Eight, The Year of the Barricades (1988) de David Caute. Afirma dicho autor: "El año 1968 fue el más turbulento desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Todo el orden de la posguerra fue desafiado en una cadena de insurrecciones que se extendería desde América hasta Europa occidental y Checoslovaquia, pero el desafío no tuvo éxito en ninguna parte". No convenció a la clase trabajadora; al contrario, enfureció a la masa de ciudadanos volviéndola contra la Nueva Izquierda, "reforzando los valores paternalistas a favor de la Ley y del Orden".

La mayoría de los profesores universitarios, agrega, si bien apoyó las demandas en un comienzo, finalmente rechazó al movimiento estudiantil, lo calificó de izquierdismo anti-racionalista de corte fascista, y terminó patrocinando su represión. Lo único que sobrevivió fue el movimiento de mujeres, "pero eso fue tanto un producto como un rechazo de la Nueva Izquierda dominada por hombres" y, es más, asumiría un camino separatista hacia la igualdad al margen de reivindicaciones raciales y políticas. "Veinte años después hemos visto la descomposición del movimiento de masa degenerar en estrategias de terrorismo elitista", con lo cual Caute se refiere a las Brigadas Rosas italianas, a los Baader-Meinhof en Alemania y otras tantas bandas semejantes en Gran Bretaña y EE.UU.

Vale la pena conocer este fundamentado libro. Uno lee a Caute y no puede no asombrarse. Por de pronto, con lo que han estado diciendo algunos, ahora último: que todo lo moderno en cultura y avances sustantivos se debería a ese annus mirabilis. Tesis absolutamente peregrina, devocional, sin sustento. Es que efemérides, remontables a cincuenta años ha, es mejor no asumirlas como historia sino como meras celebraciones. Y menos sin antes enterarse de complejidades en juego que hacen que la historia bien pensada sea todavía respetable.

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