Dos años del gobierno de Sebastián Piñera

Foto: Agencia UNO
Foto: Agencia UNO


Mañana se cumplen dos años del segundo mandato del Presidente Sebastián Piñera, al que accedió tras obtener el 54, 5% de los votos en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2017. Un gobierno que se inició acogiendo parte de las críticas recibidas en su primera administración y que, junto con recuperar el crecimiento económico, que se había ralentizado en el periodo anterior con las reformas tributaria y laboral, prometía centrar su acción en la clase media. Así, en sus primeros meses convocó a una serie de grandes acuerdos nacionales en áreas sensibles, cuyos diagnósticos negativos eran compartidos, como la infancia, la seguridad ciudadana, la salud y La Araucanía. Además, prometió alcanzar el desarrollo y derrotar a la pobreza en ocho años. Objetivos todos que generaron altas expectativas en la población y mantuvieron el apoyo al Mandatario por sobre el 50% en gran parte de su primer año.

En ese primer periodo el gobierno logró recuperar el crecimiento -2018 terminó con un incremento del 4%-, cerrar acuerdos, y adoptar un liderazgo en la región, especialmente en relación a la situación de Venezuela. Asimismo, se avanzó en ordenar la situación migratoria cuyas deficiencias habían permitido un ingreso caótico y generado una atención deficitaria a quienes habían llegado al país. Sin embargo, el deterioro del escenario económico exterior sumado a la indefinición en áreas relevantes como la tributaria y la previsional, y una inadecuada agenda pro crecimiento debilitó el avance del país. A ello se sumó una mayor coordinación de la oposición para aprovechar su mayoría parlamentaria que bloqueó diversas iniciativas de La Moneda y un menor compromiso del gobierno con su propia agenda, que lo llevó a adoptar nuevas prioridades y debilitó el respaldo de sus propios partidarios.

Pero no obstante lo anterior, fue lo ocurrido a partir del 18 de octubre lo que cambió radicalmente el escenario y enfrentó al gobierno a un desafío inédito desde el retorno de la democracia. La violencia puso en jaque el orden público -materia en la cual aún está en deuda- y las demandas sociales instaladas desde entonces terminaron forzando un proceso constitucional que no figuraba inicialmente entre las prioridades de la ciudadanía ni menos en las del gobierno. La crisis, que costó la salida del ministro Andrés Chadwick, llevó a una redefinición del equipo político y económico, y en pro de favorecer posturas más dialogantes La Moneda terminó dejando en un segundo lugar su programa y comprometiendo factores clave como la regla fiscal para abordar la agenda social.

Así, a partir de esa fecha las acciones adoptadas dan cuenta de un gobierno que favoreciendo una mayor flexibilidad ha renunciado a lo que era la esencia de sus postulados y por los cuales fue elegido. Hasta la fecha no ha logrado sacar adelante sus iniciativas sin ceder en puntos clave, como es el caso de la reforma previsional. Y lo que en algún momento se avizoraba como un liderazgo regional ha quedado desplazado por la contingencia interna.

Por ello, el gran desafío que enfrenta hoy el Presidente, con una aprobación que supera levemente el 10% y un país que atraviesa la mayor crisis institucional desde el retorno a la democracia, es recuperar la seguridad pública y generar las condiciones que permitan volver a la senda del crecimiento y aseguren el respeto a la civilidad en el proceso constitucional que se ha convocado.


Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.