El día después del plebiscito

Plebiscito

¿Cómo será ese lunes 26 de octubre, en el amanecer, tras las celebraciones y lamentos de la noche del plebiscito en la coalición oficialista Chile Vamos y en toda la derecha? Todas las encuestas hasta ahora muestran una ventaja irremontable de la opción Apruebo, y por tanto la derecha deberá enfrentarse a un proceso constitucional que no estaba en el cálculo de nadie aquella noche del triunfo electoral del Presidente Piñera.

Tampoco estaba en los cálculos en los primeros días posestallido social del 18 de octubre, donde el oficialismo se debatía entre ver una especie de reclamo economicista o una conspiración de seres alienígenas que pretendían destruir todo. También algunos pensaron que la crudeza de la pandemia haría bajar el proceso completo, so temor a contagios y también por el evidente daño que ha sufrido la economía del país y de las personas. Es cierto que ha bajado el interés, pero la mayoría de las personas sigue pensando que el compromiso tomado en noviembre de iniciar un proceso para cambiar la Constitución es irrevocable. Las diatribas del kastismo no han prendido en el oficialismo, que se ha dividido entre quienes votan Apruebo o Rechazo, pero todos reconocen la legitimidad del proceso.

Ese día después, si se mantienen los vaticinios de una victoria amplia del Apruebo, podría estar la tentación de algunos de pasar cuentas dentro de los partidos, pues en todos hay opiniones para ambos lados. Pero nada une más a una coalición conservadora que la defensa de las instituciones, y eso debiera ser la energía del comité político de ese día.

La discusión sobre los dos tercios y la hoja en blanco, que implica escribir una Constitución desde cero, es demasiado riesgosa y será el nuevo clivaje para la elección de los constituyentes. En ese punto no hay dos voces en la derecha, pues nadie quiere una Constitución desde cero y muchos ocupan este argumento para endilgarle la aplanadora a la oposición. Es probable que esa necesidad de defender el statu quo hasta donde se pueda será el pegamento unitario para enfrentar la constituyente

En ese sentido, el decálogo del Presidente, aunque no tuvo mucho eco, puede ser un punto de partida. Aunque fue leído por muchos como una especie de punto a favor del Apruebo, y en especial a la tesis de Longueira, se anticipó a la discusión del lunes 26 de octubre. En ese punto el gobierno podrá ordenar las filas, con alguna resistencia; pues es complejo para cualquier candidato a un cargo de elección popular aparecer en las fotos con un gobierno con popularidad menor a un 25%.

Esa mañana podría ser muy tormentosa si el Rechazo gana, algo muy improbable; u obtiene un resultado sobre el 35%, resultado factible si hay una baja participación o la franja del Rechazo logra el objetivo de implantar el temor. En ese escenario, los ánimos reformistas entrarán en un largo invierno, y José Antonio Kast, con sus huestes, entrará con palas y martillos, con especial predilección de echar abajo a Lavín y al Presidente. En un escenario así, el líder del Partido Republicano se alzará sobre todos los unicornios muertos, convirtiéndose en el gran polo de atracción de la derecha. Sorpresivamente, para Chile Vamos el mejor negocio político es que gane el Apruebo y aprovecharse de las dificultades para administrar el triunfo que tendrá la oposición.

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