El epidemiólogo de Recoleta

Alcalde Jadue tras fallo de la Suprema por proyecto inmobiliario: “Tienen que demoler todo lo que está fuera de las normas urbanísticas"


En un programa de televisión, el alcalde Daniel Jadue calculó con precisión matemática, cuántos enfermos menos tendría Recoleta si la cuarentena se hubiese decretado antes. Sorprendido por la velocidad en que tiraba cifras, el periodista José Luis Repenning le recordó a Jadue que no era epidemiólogo y le pidió una autocrítica por su rol como alcalde, ya que mientras dictaba cátedra de medicina, las pantallas mostraban aglomeraciones de personas en calles y negocios de Recoleta.

Esa entrevista resume perfectamente tres problemas que hemos visto en esta pandemia. El primero es la proliferación de una casta de charlatanes que pontifican sobre salud pública sin tener la menor idea del tema, y que usan funciones de Excel para extrapolar tasas y anunciar contagios como si fueran cajas de tomates. Fue lo que ocurrió con los pronósticos completamente errados de representantes del Colegio Médico o del senador Guido Girardi, que en 2009 anticipó que la influenza humana mataría 100 mil chilenos, lo que nunca ocurrió.

El segundo problema es la nula responsabilidad que asumen algunas autoridades por el control de la pandemia desde su ámbito de competencia. Como vimos en otra columna de La Tercera, Recoleta tiene serios problemas de insalubridad en plazas y veredas, además de un comercio altamente desregulado. Ambos factores generan condiciones de riesgo para la propagación del Covid-19 y sería deseable que el alcalde Jadue se dedicara a resolver esos problemas, antes de pedirle cuentas al resto. Lo mismo aplica para los parlamentarios que ahora critican el hacinamiento en viviendas sociales, pero que nunca han priorizado este tema en su agenda legislativa.

Pero lo más grave fue la reacción de Jadue ante el cuestionamiento de Repenning sobre su nulo conocimiento médico. En vez de disculparse, el alcalde reconoció que no era epidemiólogo pero que daba lo mismo, ya que el país le había dado demasiado espacio a los expertos y que eso nos tenía “como estamos”. El “como estamos” sonó a crítica, lo que es insólito considerando que gracias a expertos de verdad, y no de charlatanes, Chile tiene una de las tasas de mortalidad por Covid-19 más bajas de la OCDE.

Este logro no es algo nuevo. El prestigio de los salubristas chilenos tiene larga data y merece respeto, ya que se ganó combatiendo pestes terribles, con héroes como Abraham Horwitz o Ricardo Dávila que arriesgaron su vida para salvar a otros, sin buscar glorias personales. Esa es la actitud que necesitamos ahora que el Covid-19 llegó a comunas densamente pobladas de Santiago, lo que elevará los contagios y la atención de los medios. Necesitamos que alcaldes y líderes gremiales se aboquen a lo que saben, que asuman sus responsabilidades y que por favor dejen de jugar con planillas para sacar cálculos pequeños.

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