El Estado y repensar el desarrollo


SEÑOR DIRECTOR

Lo que más se escucha hoy sobre cómo encaminar el desarrollo de Chile tiene un elemento común y es sostener la conveniencia de un cambio profundo en su modelo económico y social, con un rol más activo y directo del Estado.

Para algunos es retomar la fracasada versión de Estado empresario sostenida en la añeja pretensión de llevar la presencia pública a sectores estratégicos para “asegurar” un desarrollo que nunca llega-basta recordar el Chile de los 50 y 60-, y para otros, la de un Estado que no participa directamente, pero interviene la matriz productiva con promoción y financiamiento para crear estructuras y clusters, pero siendo el emprendimiento privado el motor de la economía. Sobre esto, la experiencia comparada de países como Nueva Zelanda, Australia y los países nórdicos es un valioso referente.

En tales países, la otra y fundamental tarea del Estado es la inversión social para mejorar la vida de los ciudadanos con rigurosos modelos de evaluación de las políticas públicas de gasto social. Sin embargo, allí el Estado ha alcanzado umbrales elevados de eficiencia en su organización interna y ha desterrado las prácticas clientelistas de empleo público, fuente de corrupción y pago de favores políticos, condiciones que en Chile estamos a distancia sideral, y, en consecuencia, antes de repensar el modelo de desarrollo es condición previa una real y profunda reforma al Estado chileno.

Carlos Williamson

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