El “marzismo”

Protesta en Plaza Baquedano 14 de Febrero
14 de Febrero 2020/ SANTIAGO Un grupo de manifestantes arranca del carro lanza aguas, durante las protestas en Plaza Baquedano FOTO:MAURICIO MENDEZ/AGENCIAUNO


Se ha generado una alta expectativa respecto de un tsunami de explosiones sociales en marzo. Circulan por WhatsApp anuncios de eventos de gran impacto, para así advertir y llamar a abastecerse. Los antiguos frenesí por las compras escolares se ha reemplazado por conversaciones sobre cómo prepararse para un supuesto nuevo octubre. En una nota de Pulso se cuenta que una empresa que produce cortinas metálicas está colapsada con llamados de empresas que convierten las antiguas vitrinas de los barrios comerciales en bunkers similares a los que se ven en la línea de tiempo distópica de la segunda parte de la saga Volver al Futuro.

Aunque es probable que muchas de dichas amenazas se conviertan en profecías autocumplidas, como advierte el empresario Roberto Fantuzzi en su cuenta de Twitter, si hay hechos políticos notorios que vendrán con el mes que viene en Chile. Marzo será, como advierte ayer el editorial de este medio, una prueba para el gobierno respecto de su solvencia y capacidad para asegurar el orden público. Si bien ha tenido algunos éxitos como parar la acusación constitucional contra el intendente Guevara, es mirado con mucho recelo dentro de las propias filas de Chile Vamos y no ha logrado revertir la baja popularidad del Presidente y el gobierno. Si prima la violencia, saldrán los cuchillos largos en el oficialismo.

Otros que han adherido a este "marzismo", consistente en darle un sentido estratégico al mes que viene, es el grupo denominado por el vespertino La Segunda como derecha dura. Estos personajes, muy bien financiados y cada vez más articulados, han dedicado buena parte de su actividad de los últimos meses a criticar al gobierno en todos los espacios que encuentra, incluyendo insultos al propio Presidente. Lentamente están saliendo de las redes sociales y sus espacios en los medios para ocupar las calles en coordinación con elementos del lumpen fascismo. Un pensamiento que recorre la cabeza de varios es que si en marzo vuelve a estallar todo, podría producirse el cambio cuántico en las intenciones de voto. Esa vieja táctica creada por el nacionalsocialismo en sus inicios en Munich, si funciona haría que este grupo se apodere de la derecha, como lo hizo Hitler en su tiempo.

Más allá de los intereses de varios y de una lógica de mayor agitación social en marzo, los datos existentes hacen pensar que no se paralizará el país como en los días posteriores al 18 de octubre. Las razones son de diverso tipo. En primer lugar, la violencia callejera se ha convertido en un asunto maldito para las personas y cada vez más para los actores políticos, en especial en la oposición. Prueba de ello es la soledad dentro de la oposición que enfrentó el alcalde de Recoleta por sus candentes declaraciones defendiendo los enfrentamientos con la policía. Nadie salió a defenderlo, en contraste con una cierta comprensión que hubo unas semanas atrás con la "primera línea", incluyendo al presidente del PS.

Por otro lado, las encuestas muestran un rechazo a la violencia y cada vez más hay menos personas dispuestas a participar en manifestaciones que conlleven a ello. También a medida que se acerque el plebiscito, las energías estarán en los actos de campaña. Los propios activistas del "apruebo" notarán cuando salgan a la calle los riesgos que implica la violencia para su opción y, por tanto, tenderán de manera natural a aislar a los extremos interesados en el "marzismo".

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