Elección de gobernadores

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El gobierno ingresó este jueves cinco decretos a la Contraloría, los que identifican las competencias que se transferirán a los nuevos gobernadores regionales.


Existe una lista interminable de situaciones, hechos y casos donde las regiones de Chile se han visto postergadas por decisiones tomadas en Santiago o dentro de las cuatro cuadras que rodean el Palacio de La Moneda, desde temas administrativos, políticos, sociales y financieros hasta la designación de las autoridades locales.

La elección de gobernadores regionales a través del voto popular, si bien no soluciona el excesivo centralismo, se ha transformado en el ícono de la descentralización, pues actualmente el intendente designado por el Presidente de la República, responde más a estrategias y posturas del gobierno central, que a las necesidades de las regiones.

Sería una verdadera incoherencia y una bofetada a las regiones retrasar la elección planificada para el 2020. Algunos partidos políticos, de todos los sectores, están sondeando dicha posibilidad, no por el bienestar del país, sino por cálculos electorales, ya que todavía no han definido potenciales candidatos, alianzas o pactos.

No hay que ser ciegos para darse cuenta que existe también una especie de temor entre ciertos parlamentarios en ejercicio, y otros con intenciones de llegar al Congreso, hacia la nueva figura del gobernador regional. En estricto rigor, tendrá la misma circunscripción que un senador y por ende, podría ser perfectamente un potencial candidato a sucederlo en la cámara alta. Ese pensamiento mezquino no puede estar por sobre el interés de millones de chilenos.

Recientemente, el Presidente Sebastián Piñera firmó cinco decretos supremos que transfieren quince facultades desde los ministerios de Vivienda y Urbanismo, Transportes, Economía y Desarrollo Social, hacia los gobiernos regionales. Es una medida acotada que esperamos pueda ampliarse aún más, pero sobre todo debe ser aplicable de inmediato, pues significaría otro paso adelante para que los nuevos "intendentes" cuenten con las competencias necesarias un vez elegidos por votación directa. No vamos a permitir que se postergue ni retrase la elección de los gobernadores regionales, no porque resuelva todos los problemas para las regiones, pero sí porque será el primer hito concreto para avanzar hacia la descentralización profunda. Además, comprobaremos a través de un ejercicio democrático, que los líderes locales y las buenas tomas de decisiones se pueden tomar en las mismas zonas donde serán ejecutadas.

La figura del gobernador regional será el primer trampolín. Luego se debe continuar con reformas en favor de la descentralización, como la Ley de Rentas Regionales, donde parte de los tributos que se generan en las regiones, se quede en las mismas zonas para generar desarrollo y proyectos locales, sin tener que pasar por la burocracia ni Santiago.

Las regiones, provincias y comunas tendrán la posibilidad de crecer, deliberar y asumir sus propias realidades. Incluso, los procesos de identidades territoriales se verán fortalecidos, teniendo como líderes de las regiones a hijos de sus propias tierras.

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