Electromovilidad y transparencia

Señor director:

Celebramos que el importante esfuerzo realizado durante años, con el fin de derribar barreras y temores respecto al desempeño de los buses eléctricos, haya logrado transformar al Sistema de Transporte Público de Santiago en el 1° en Latinoamérica y 2° a nivel mundial, en dar el paso hacia la electromovilidad.

Valoramos que este camino iniciado en 2014, haya sido considerado en la incorporación de esta tecnología. Los estudios de evaluación técnica y económica, los cambios normativos propuestos y la aplicación de pruebas piloto resultaron ser claves para esta importante decisión. Nos alegramos por los usuarios que podrán hacer uso de ellos y verán un cambio en su experiencia de viaje.

Lamentablemente, podría resultar cuestionable la forma en que se incorporan, pues son el resultado de una negociación directa tras declarar desierta la licitación de 2017. En general, en toda negociación directa, se pierde poder negociador frente a los agentes interesados (proveedores y operadores de buses), generando mayores costos, lo que podría implicar aumento del déficit de subsidio y generar alza de tarifas.

Adicionalmente, en este caso, se extienden los contratos a empresas, algunas de las cuales tienen deficiente desempeño y que conocían lógicamente de la urgencia por renovar las máquinas. Lo anterior, en desmedro de un proceso público, e integrando buses nuevos en el sistema, pero sin introducir los cambios necesarios como serían nuevos indicadores de calidad de servicio, esenciales para la ciudadanía.

Esperamos que las bondades de esta tecnología puedan replicarse en el resto del país y en la próxima licitación, con la debida transparencia y condiciones de competencia a fin hacer un gasto público eficiente e incorporar esta tecnología dando garantías de calidad y de costos a los usuarios.

Celia Iturra Molina

Ingeniera, Mg. en Asentamientos Humanos y MA. Especialista en Movilidad Sostenible