¿Es responsable Facebook?

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Foto: La Tercera/Archivo


Hace ocho años, con las movilizaciones por la educación, apenas un 30% de los chilenos usaba las redes sociales; solo ese porcentaje tenía Internet. En las protestas actuales, el 90% de los chilenos usa las redes, lo hace desde sus celulares y permanecen conectados a Internet 24 horas.

Esto explica que para gran parte de los chilenos, sin las redes sociales, Chile no hubiera despertado. Para ellos, sus redes son confiables porque las integran personas que conocen. Hay otra parte que mira con sospecha a Facebook o Twitter, porque han visto cómo desde estas redes se realizan operaciones de desinformación, funas y descalificaciones. No son abusos nuevos, pero las redes aumentan dramáticamente la eficiencia del daño que pueden provocar.

Teniendo en cuenta que la libertad de expresión y la responsabilidad son la base de las comunicaciones, siempre que el que escriba respete ciertos derechos del aludido, ¿es conveniente exigir a los directivos de las redes sociales responsabilidad por los abusos que se cometan en ellas? ¿Es suficiente confiar en su autocontrol? Actualmente, sus ejecutivos permanecen muy atentos a mensajes y cuentas relacionadas con suicidios o pedofilia para bajarlos de circulación. ¿Tiene el mismo cuidado con los mensajes que incitan a la violencia?

Hace unos años, publicar o convocar a un público masivo era complicado, había que tener un medio de comunicación desde donde hacerlo. Hoy en las plataformas, Twitter, Instagram, Facebook, WhatsApp, esa acción es tan simple como tener un celular y darle a un botón: publicar.

Hasta ahora, las grandes plataformas del entorno de las redes sostenían que eran equivalentes a las compañías de teléfonos. Es decir, si una persona recibe un insulto por teléfono, la compañía no era responsable porque, aunque había sido parte de la intermediación, ella no había aumentado la difusión del insulto. La conversación se daba entre dos personas y ellas eran las únicas responsables.

Esta semana, Mark Zuckerberg, dueño de Facebook, reconoció que no era adecuado tratar a su empresa solo como una compañía telefónica. Y situó a Facebook en un lugar intermedio entre una compañía telefónica y un medio tradicional.

En el mundo de los medios de comunicación, la libertad de expresión siempre ha funcionado bien gracias a la capacidad de exigir responsabilidad sobre los excesos a su director. Se entiende que es más grave insultar a una persona a través de los medios que en la calle. También es más grave amenazar a alguien en un medio o convocar a una funa para atemorizar a través de una publicación.

Hay que tener en cuenta que en las redes, gracias a los algoritmos definidos por los gestores de las mismas, un mensaje dañino puede llegar a tantos como en un medio tradicional. Por aquella idea del derecho de quien crea un daño para hacer una actividad (sobretodo cuando es lucrativa) debe hacerse cargo de los riesgos que genera, creo que es el momento de que se cambie la legislación para permitir a los usuarios pedir responsabilidades a la gran empresa de la red social. Ella es la única que, respetando la libertad y privacidad de sus usuarios, tiene los recursos y la capacidad de detener a tiempo la incitación a la violencia, la mentira o las campañas de desinformación malintencionadas.

Como sociedad que usa masivamente estas herramientas, debemos asegurar que las plataformas omnipresentes inviertan con recursos, técnicos y económicos, para mejorar la experiencia de sus usuarios. No solo deben garantizar un espacio seguro, también deben asegurar que el espacio no sea usado en contra de personas e instituciones. Ellos tienen que poner los medios para impedir la proliferación de campañas políticas que, usando mentiras y desinformación, debiliten nuestra democracia.

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