Estados Unidos da la pauta en materia fiscal



Por Hernán Frigolett, académico de la Facultad de Administración y Economía de la Usach

La propuesta de Janet Yellen, Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, ha concitado el interés global, en especial porque supone no solo una propuesta de alto impacto en términos económicos, sino que además porque pone a la temática tributaria a la cabeza de la política exterior del gobierno del Presidente Biden.

Una rápida mirada a la situación fiscal del G-20 permite apreciar la generalización del deterioro fiscal de los países integrantes. Por ende, la propuesta de una coordinación efectiva en materia de tasa de impuesto corporativo, en especial para transnacionales, se hace más oportuno. Es un manejo muy apropiado del timing en materia fiscal por parte de Yellen.

Sin embargo, esta propuesta es un efecto colateral de la medida de fondo que es el incremento sustantivo de la tasa de impuesto corporativo hasta el 28% para las empresas más relevantes en materia de recaudación fiscal. Un segundo check para Yellen se da en términos de eficacia y suficiencia de la estrategia fiscal orientada a darle soporte a una real política de reactivación sustentada en la mayor incidencia del Estado en la estrategia de desarrollo económico.

¿Relevancia para Chile? Son excelentes señales para avanzar decididamente en materia de desintegración total del sistema tributario de las grandes empresas, lo cual sin duda generará un incremento de la recaudación en el corto plazo. Bienvenida la coordinación internacional para concordar un piso mínimo que reduzca el premio del arbitraje tributario. Sin duda que ello debe ser complementado con la decidida acción para reducir la erosión de la base tributaria y la transferencia artificiosa de utilidades que suponen los paraísos fiscales, ante los cuales Estados Unidos y la Unión Europea ya han tomado acción.

Otro aspecto de interés para el caso de Chile, es el de ajustar la monotemática agenda de la política exterior de nuestro país que se vincula mayormente desde hace años a acuerdos de libre comercio o a la integración de bloques comerciales, e incorporar de forma prioritaria temas de coordinación fiscal y de industrias extractivistas en América Latina.

Justamente, el ejemplo de Yellen, podría aplicarse en nuestro caso, a lograr acuerdos para una mejor coordinación en la región para reducir el arbitraje de royalty que utilizan las transnacionales mineras, en su lobby frente a los gobiernos, para evitar mayores compensaciones por la renta del recurso natural. Otro ámbito de coordinación fiscal en la región sería el de impuestos al patrimonio neto, que sin duda lograría mejores resultados de recaudación para cada país si se hiciera el esfuerzo de una agenda común que diera transparencia a los flujos de capital dentro de América Latina, así como también, de concordar tasas aplicables para reducir el arbitraje tributario en estas materias.

La próxima reunión del G-20 será de gran interés, ya que el tema fiscal llegará para quedarse, y esta propuesta de Yellen es un primer paso que seguramente será complementado con otras materias más específicas para fortalecer la recaudación: aumentos de la bases tributables eliminando exenciones, aumento de tasas a los flujos de renta y seguramente veremos un retorno coordinado de impuesto al patrimonio neto que dé cuenta de las nuevas estructuras de propiedad, en especial del capital financiero.

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