Estrujando “súper ricos”

billgates


Está de moda (Piketty et altres) ver la diferencia de riqueza (no así de ingresos) entre la gente de a pie, y el 1% más rico. Obviamente en medio de una revolución tecnológica, como nunca se había visto, las riquezas cambian de manos con rapidez. El ránking de mayores empresas de hoy es muy distinto al de 10 o 20 años atrás. En esa época, las empresas más grandes eran las petroleras (Exxon, Shell, Conoco Phillips, etc.), luego le llegó el turno a IBM, y otros fabricantes de hardware computacional. Y ahora son las aplicaciones: Yahoo, Google, Facebook, etc.

Obviamente, los fundadores de esas empresas -que partieron hace poco tiempo, y desde cero- se han hecho riquísimos, y encabezan todos los ránkings del extremo más rico. A tal punto que han despertado el interés -sobre todo de la izquierda intelectual- de recortársela, o apoderarse de buena parte de esa sorprendente nueva y extrema riqueza. Es interesante, pues nunca antes se habían preocupado -esos intelectuales- de los mayores accionistas de Exxon, IBM, o Chase Manhattan. Ahora los "ultra rich" son personas naturales -son los Gates, Bezos, Jobs (QEPD) y otros- resultando harto más fácil dispararle flechas a ellos.

Y, claro, si entre el 1% más rico y quienes les siguen hay un diferencial de riqueza notable, entre el 0,1 y el 1% hay aún más distancia. Y entre el 0,1 y el 0,01% todavía mucho más. Entonces, la tentación de ir a por ellos -habiendo tanta hambre del resto- es irresistible.

Chile no está exento de estos deseos. Desde expropiar la herencia como plantea el socialismo más duro, expropiar lo que exceda de $4.000 millones, hasta otros matices, como el propuesto por la condesa Von Wolfersdorff, de un "regalo" de tipo voluntario a un fondo público.

Un columnista señala que en su país de referencia, los ultra ricos como Warren Buffet, Bill Gates, y varios más, han dado el paso, donando buena parte de sus riquezas.

El problema de "estrujar" a ese 1 o 0,1% es que son personas naturales, pero la riqueza extrema está en personas jurídicas de muy compleja estructura, que para "estrujarlas" -salvo la expropiación pura y dura- no hay buenas herramientas. Por eso, expropiar riqueza es tan difícil, y si se hiciera, no tocaría necesariamente a las personas naturales, designadas como ricos extremos.

Es cierto también que los Bill Gates y Warren Buffet del mundo están donando parte de sus riquezas. Pero, ojo, intelectuales socialistas. No se lo entregan al Estado. Se lo entregan a fondos de caridad -que llevan sus nombres- con fines muy específicos, administrados por gente de su confianza.

Y lo hacen así, porque en EE.UU., como en Chile, los privados saben cómo gasta el sector público: ese dechado de eficiencia, probidad, y rectitud. Solo que en Chile es peor que en el resto de países OCDE. Aquí, casi todo lo recaudado no va a transferencias a los más pobres, sino a una burocracia creciente e ineficiente. Que como le dijo el ministro Briones a la ANEF, están en el 5% más rico del país. Corregir esa estructura tan injusta del gasto fiscal es más fácil y más ético que perseguir a ese blanco móvil de los ultra ricos.

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