El fin de la luna de miel



SEÑOR DIRECTOR

Hace rato que se acabó la luna de miel. El Presidente ha experimentado un descenso en sus niveles de aprobación según la encuesta Criteria-Research de julio. Hoy contaría con el 49% de apoyo, y si se examina su gobierno anterior, lo esperable sería una aceleración de ese descenso.

Muchos atribuyen esta caída al pesimismo que existe respecto al futuro de la economía. Los votantes construyeron expectativas altamente favorables respecto al crecimiento del país y las posibilidades de empleo. En el corto plazo, entonces, muchos pensaron que con la llegada del nuevo gobierno mejorarían sus condiciones de vida. A poco andar, no obstante, la ansiedad de estos votantes chocó con la realidad. Chile no es Venezuela, pero tampoco Finlandia.

A esto hay que añadir evidentes explicaciones políticas. El gabinete está muy desbalanceado en términos de popularidad, con ministros excepcionales y otros que parecen atornillar al revés. Esta alta dispersión en la calidad de la gestión pública y comunicacional del gobierno es su verdadero talón de Aquiles.

Si en el primer gobierno de Piñera era el propio Presidente la causa de una mala evaluación, hoy la indisciplina de parte de su gabinete es la que le está pasando la cuenta.

La salida provisoria a este problema es dejar que las figuras mejor evaluadas oficien como voceros. Si hay avances en Educación y Salud, los menos indicados para comunicar aquello son precisamente los ministros del área. Piñera tiene muy claro que esos dos ministros- en áreas sensibles y de alta visibilidad pública- son los que están poniendo en jaque la gestión del gobierno. El siguiente paso-necesario e inevitable- será el cambio de gabinete. ​

Mauricio Morales

Académico Universidad de Talca

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