FNE y alto precio de los medicamentos

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La Fiscalía Nacional Económica (FNE) entregó una versión preliminar de su estudio sobre el mercado de los medicamentos, que documenta graves ineficiencias y distorsiones. El Instituto de Salud Pública (ISP) estaría actuando hoy como una barrera a la competencia entre los proveedores de medicamentos; en el sector público habría bajos estándares en cuanto a priorización, eficiencia y transparencia en las adquisiciones de medicamentos (solo 39% de éstas habrían ocurrido a través de licitaciones competitivas en 2018); la competencia entre cadenas farmacéuticas sería en torno a "marcas", con consecuencias muy gravosas para los consumidores; las grandes cadenas de farmacias (Cruz Verde, FASA y Salcobrand) estarían pagando en su abastecimiento de medicamentos desde los laboratorios, en promedio, y cuando el análisis se efectúa a nivel de dosis, 100% más que el sector público y 70% más que el sector institucional privado, precios elevados que luego traspasan a sus clientes.

En el origen de los altos costos de abastecimiento de las cadenas farmacéuticas estaría que los laboratorios, a través de técnicas de marketing, inducen a los médicos a recetar medicamentos específicos a sus pacientes. Estos últimos, sin información propia, no se arriesgan a sustituir lo recetado por un medicamento bioequivalente de menor costo y exigen lo prescrito por el médico. Las cadenas farmacéuticas quedarían entonces obligadas a comprar medicamentos específicos, sin posibilidad de sustituir por otro con efectos similares, y a merced del proveedor (monopólico) de cada medicamento en particular, que puede entonces cargar precios muy elevados.

A la luz de este estudio de la FNE parece muy importante que la Cenabast pueda, en algún plazo, adquirir medicamentos para todas las farmacias, como ha aprobado la Cámara de Diputados. Pero esto debe complementarse con las propuestas de la FNE, para inducir más competencia entre laboratorios y para avanzar hacia la utilización de los medicamentos de menor costo entre los efectivos frente a un determinado problema de salud.

Para mayor competencia entre laboratorios, la FNE propone que el ISP establezca la autorización, ojalá automática, de medicamentos con registros sanitarios vigentes en países que el regulador considere cumpla con estándares de seguridad adecuados. Para terminar la competencia "por marcas" entre cadenas farmacéuticas, la FNE sugiere que el médico deba prescribir utilizando únicamente la denominación común internacional del medicamento (el principio activo). Luego, las farmacias deberían dispensar siempre el producto más barato dentro de una categoría de medicamento clínico, y donde el precio de este sea transparente y compuesto por el costo efectivo que la farmacia pagó por el mismo, más una suma fija única en pesos que cobraría la farmacia por su labor como intermediario respecto de cualquiera de los productos médicos que dispense.

Serán ajustes drásticos, pero ineludibles para disciplinar un mercado tan importante como el de medicamentos.

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