Gerardo y José Ramón

ValenteVarela


Gerardo y José Ramón son amigos, se conocen desde hace años y comparten algunos gustos y pasatiempos.

Gerardo y José Ramón tienen aspectos en común. Desde ya, ambos meten las patas, porque dicen lo que piensan, sin considerar que navegan en aguas políticas y con una oposición siempre atenta a los tropiezos, desprolijidades o, simplemente, las leseras del gobierno de turno.

Pero no es ahí donde radica su principal semejanza, sino en otro aspecto, mucho más profundo y que también sirve para explicar exabruptos como las rifas o las propuestas de inversión foránea. Ocurre que ambos están absolutamente convencidos que le están haciendo un favor al país. Que con sus conocimientos, inteligencia, experiencia y contactos podrían estar llenándose aún más de dinero sus bolsillos; o bien, que podrían estar disfrutando guata al sol en el Caribe las lucas que ya acumularon. Pero en lugar de ello, han optado por el "servicio público", eso que los políticos nos han hecho creer que se trata de una suerte de gesta heroica, mal remunerada y destructora de hogares.

José Ramón incluso lo esbozó en un libro que publicó hace algún tiempo. Decía algo así como que eligió dedicarle parte de su tiempo a masificar los conocimientos sobre economía, con todo el costo y sacrificio que ello pudiera significar, para que el vulgo no navegue en tamaña ignorancia.

Y eso es, precisamente, lo que buscó con su recomendación de invertir parte del portafolio personal en el extranjero. Nos dio una pequeña lección básica sobre administración de los ahorros individuales; esto es, no sea leso, no ponga todos los huevos en la misma canasta.

El problema es que no queda para nada claro a quién le envió el mensaje. ¿Qué porcentaje de chilenos podría siquiera soñar con invertir en el exterior? De hecho, ¿cuántos conciudadanos tienen al menos unas pocas lucas para destinar al ahorro?

Porque antes que ahorros, los chilenos lo que acumulan son deudas (sobre el 70% de sus ingresos, según las cifras del Banco Central) y, de hecho, cuando al ciudadano de a pie le falta plata para enfrentar una urgencia, suele recurrir (¡oh coincidencia, mi querido Gerardo!) a los bingos.

Bien sabido es que el mayor (y quizás único) ahorro de los chilenos es el que forzosa y afortunadamente realizan en sus cuentas previsionales y allí las AFP se han preocupado hace rato de diversificar las inversiones dentro y fuera del país (cerca del 48% está invertido en el exterior).

Así que José Ramón puede estar tranquilo.

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