Get me José Antonio Kast

Kast
AgenciaUno


Una de las joyas del sitio Netflix es el documental Get me Roger Stone, sobre el famoso estratega político y sus curiosas maneras de hacer política. Una de las reglas de Stone es que es mucho mejor ser infame que desconocido y, fiel a ella, la provocación a liberales era su sello. Su fama de ir a New York y otros estados demócratas con indumentaria ofensiva contra Hillary Clinton obligó a buena parte de los medios, muy a contrapelo, a tener que hablar de él y de su discípulo Donald Trump.

José Antonio Kast parece también discípulo de Stone y logró, sin tener parlamentarios o ministros, copar completamente la agenda, después de la agresión sufrida en una universidad que lleva un buen tiempo siendo bastión de los grupos más radicalizados del Frente Amplio. Quienes lo golpearon e insultaron, de manera inconsciente, le hicieron un favor político de proporciones.

Los bloques políticos quedaron completamente descolocados con el ex diputado. Por un lado, el gobierno estupefacto tiene que salir a defender a un outsider que le come completamente la agenda y va camino a convertirse en la principal figura de la derecha para el 2021. En el otro, el Frente Amplio quedó dañado en su ventaja moral al aparecer con una declaración que justifica las agresiones a Kast. Para un movimiento surgido en el medio de la agitación de los campus universitarios resulta moralmente muy difícil criticar a quien hace lo mismo.

JAK aprendió todo lo que Roger Stone ha acumulado durante su larga carrera política. Provocar a la izquierda le va a dar más acceso a los medios, que al final del día significan mucho más poder que cuatro seremis y un subsecretario. No es casualidad que la encuesta Criteria lo ubique como la figura mejor evaluada de la derecha después del Presidente Piñera. En la misma semana de la irrupción de Kast, el gobierno giró aún más a la derecha, colocando trabas a la aplicación de la ley de aborto en clínicas privadas y endureciendo el tono en La Araucanía. La sombra de JAK es mucho más fuerte que la alicaída Nueva Mayoría, sumida en el pantano del legado donde la dejó el gobierno anterior.

El populismo de derecha es algo viejo en el mundo. Pero se convierte en una verdadera amenaza política cuando logra dos cosas: financiamiento que le permite organizarse, y atención mediática por su choque con la izquierda en espacios públicos. Basta leer sobre el surgimiento de Hitler, quien sin el apoyo de empresarios de derecha dura y su SA apaleando socialistas y judíos no habría llegado nunca al poder. Kast tiene ambas, la atención y ha construido redes territoriales muy parecidas a las de los inicios de Revolución Democrática. Como sabemos, el partido de Jackson contaba con la logística que le daba su colaboración crítica con el gobierno de Bachelet. El origen de los recursos de Kast sigue siendo un misterio.

Vendrán nuevas arremetidas de JAK, a quien ingenio no le falta y ocupa todas las formas de lucha, incluyendo la exhibición de su propia vida íntima de pareja en las redes sociales en los llamados #MartesdePololeo. Las burlas que le dedica la izquierda es otro ladrillo más en su futura candidatura presidencial. En esto, de cierta manera, también imita a Roger Stone, salvando las diferencias morales obvias. No se extrañen de ver a Kast en el medio del Pedagógico o haciendo campaña en un sindicato minero. Y la izquierda, nuevamente de manera miope, en vez de ignorarlo, lo agredirá dándole más tribuna. Quizá algunos más radicalizados necesiten un contrincante así para el 2021.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.