¿Gobierno de administración?

Presidente Piñera
Foto: Aton Chile.


La ambición de enfrentar los problemas del país a partir de las convicciones ideológicas y transformar en ocho años a Chile en un país desarrollado y sin pobreza, y con ello abrir una largo período de gobierno de derecha, no termina de concretarse más allá de una habilidad comunicacional importante. Las comisiones destinadas a concordar -según se dice- una visión común, proponen muchas medidas pero no muestran un abordaje sistémico de los problemas, pese a que hace tiempo se constatan dificultades de fondo. La reforma a la reforma tributaria sigue siendo anunciada. Se dice que se tratará de sacar en agosto, pero se informa, al mismo tiempo, que ahí se va a someter a la discusión con diversos sectores. Si ello es algo más que un simulacro de discusión, lo más probable es que la reforma se postergue hacia finales de año.

Es en el primer año cuando es posible presentar las iniciativas que transforman el país. Luego, el gobierno sufre los efectos del desgaste y se pierde la posibilidad de reformular la agenda política, que permita ganar el apoyo popular para desplegar el poder gubernamental en torno a ella y mover el país más allá de los viejos problemas, generando nuevos impulsores de su crecimiento como nación.

El consenso respecto del diagnóstico y en torno al proyecto que logró alcanzar la candidatura de Sebastián Piñera, tiende a desdibujarse. Aparece un claro disenso entre el mundo empresarial y el gobierno, tanto respecto de la reforma tributaria como de la urgencia y de lo que hay que hacer en relación con sistema de evaluación ambiental y el impulso de la inversión, para que la recuperación del dinamismo se sostenga más allá del ciclo económico. Dicho desdibujamiento se expresa en la propia coalición cuando Evópoli anuncia una propuesta tributaria propia. La idea de Felipe Kast de privatizar TVN evidencia también esta situación.

Habida cuenta de la aparición de una cierta decepción respecto de las expectativas que creó el triunfo electoral, no resulta extraño el desencadenamiento de la carrera presidencial. J.A. Kast sigue trabajando para levantar una alternativa de derecha "sin complejos". Lavín, audazmente busca levantarse como el líder de la derecha social. Allamand con una apuesta más intelectual, empieza a recorrer el país. Felipe Kast, el más neoliberal de los candidatos, apuesta a ganar la batalla en la derecha con base en su ortodoxia económica y su liberalismo valórico. Más allá de las diferencias, todos parecen coincidir en que el actual gobierno se perfila como de administración.

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