Gremios y respaldos a candidaturas

Es legítimo que estas asociaciones puedan expresar preferencias políticas, pero como contrapartida los trabajadores deben contar con el derecho de no ser forzados a colegiarse y a formar asociaciones alternativas.


Ha sido motivo de controversia el respaldo que algunos gremios han entregado a las candidaturas presidenciales, en particular a la que representa Gabriel Boric. Es así como el Colegio de Profesores resolvió entregarle su público apoyo de cara a la segunda vuelta, lo mismo que el Colegio de Periodistas, que ve en Boric una mejor defensa a la libertad de expresión. Otro gremio que también entregó su respaldo al abanderado del Frente Amplio/PC fue la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (Anef).

Diversas voces han hecho ver la total inconveniencia de que los gremios tomen opciones electorales, asumiendo que su rol es representar las inquietudes de sus asociados -que por lo general trascienden a un gobierno determinado- y no dedicarse a las campañas políticas, por el riesgo de que su quehacer, infraestructura y presupuesto terminen poniéndose al servicio de intereses ajenos a su papel propiamente gremial.

Pero en tanto los gremios son asociaciones libres de personas que comparten una determinada actividad, y sus directivas son el reflejo de las mayorías que se conforman en su interior, es difícil exigirle a una asociación que tenga un carácter apolítico. Por lo demás, es un hecho que los gremios suelen tener intereses que van mucho más allá de lo que estrictamente pueda afectar a sus asociados, lo que induce a jugar un rol en la política contingente.

Serán los asociados de cada gremio los llamados a evaluar si las posturas que su directiva enarbola los representan, y en caso de que no sea así, han de tener la libertad para desafiliarse a dicho gremio, o a no colegiarse. Si hay una colegiatura muy reducida, o se observa escaso interés de los afiliados por participar de sus procesos electorales internos, es una señal de que probablemente ese gremio no está representando bien a su sector o sustenta visiones políticas que no satisfacen a la mayoría. Es lo que ya ocurre, por ejemplo, con el Colegio de Periodistas, donde en la elección de sus directivas votan por lo general poco más de 800 personas, y es un hecho que la mayoría de los periodistas no está afiliada, clara señal de su escasa representatividad.

Siendo legítimo entonces que lo gremios adopten posturas políticas, como contrapartida es fundamental conservar el principio de la libertad de asociación, y no generar ninguna barrera para que trabajadores que no se sientan bien representados puedan fundar otro gremio que sí refleje mejor sus preferencias. Es lo que de hecho ha ocurrido en el Colegio de Profesores, donde un grupo de docentes ha formado una asociación alternativa, justamente porque la ideológica línea que ha prevalecido se ve ya como un grave obstáculo.

Con motivo del debate constituyente, han surgido propuestas de diversos gremios -entre ellos el Colegio de Abogados- para volver a la colegiatura obligatoria, entre otras razones para recuperar la tuición ética. Pero avanzar en esa dirección sería profundamente inconveniente, entre otras razones porque si una directiva decide abanderizarse políticamente, los asociados que estén en desacuerdo deberán seguir colegiados contra su voluntad.

Caso aparte es la Anef, pues al tratarse de un gremio que reúne a los empleados del sector público, este sí debería buscar prescindencia del ciclo electoral, porque se entiende que en el ámbito público debería primar la imparcialidad y porque al sector público le corresponde servir bajo los gobiernos que la ciudadanía democráticamente elija. Al abanderizarse, hay un claro riesgo de politización en su quehacer.

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