Greta y los niños

Climate activist Greta Thunberg sails to New York for UN climate summit
La activista Greta Thunberg en el velero Malizia II. (Crédito: EFE)


Greta Thunberg ha puesto de relieve no sólo el impacto del cambio climático y la responsabilidad de cada uno por mitigar las causas, nos ha mostrado a través de la consecuencia,  un camino que no estamos habituados a esperar de alguien a tan temprana edad y, no porque no sea evidente, o una realidad que nuestros niños no manifiesten,  sino por nuestra ceguera desde el mundo adulto para valorar y reconocer la voluntad, la capacidad y los principios sobre los que progresivamente van formando su personalidad.

La Convención de los derechos de los Niños, ratificada hace casi 30 años por Chile, vino a cambiar la idea que se tenía sobre la infancia, niños y niñas ya no se consideran una extensión de sus padres ni meros beneficiarios de asistencialismo, son seres humanos y los titulares de sus propios derechos. Más aún, la Convención establece el principio de autonomía progresiva de los niños, niñas y adolescentes en los artículos 5 y 12, y la refiere como la capacidad gradual en el ejercicio independiente de sus derechos frente a las facultades de los padres o adultos responsables de su dirección y orientación.

Es así como el desarrollo madurativo y el discernimiento, van propiciando mayores espacios de participación según la edad y desde allí resulta evidente que se va desencadenando un proceso que busca consolidar la identidad e independencia en su transición a la adultez. Por esta misma razón, es altamente valorable el ejercicio de Greta y de los niños que impulsan al mundo adulto a resolver, considerando su opinión y propuestas legítimamente planteadas y en distintos contextos, no como algo anecdótico, ni simbólico, sino como un requerimiento inexcusable amparado en los marcos jurídicos que garantizan su calidad de sujetos de derechos.

Un número significativo  de niños y niñas, en especial en países de bajo desarrollo económico y social, se encuentran sin la posibilidad de vivir en un ambiente sano, libre de contaminación. Cerca de tres millones de  niños menores de cinco años mueren  cada año  en el mundo a raíz de enfermedades asociadas a la degradación del medio ambiente. La Convención de los Derechos del Niño en los artículos 24 y 29 contienen referencias explícitas al medio ambiente, mientras que muchos otros derechos como los sociales, presentes en el tratado internacional, dependen de dicho ejercicio como lo es el de alimentación, a la salud, al agua y otros.

Greta ha puesto de relieve una mirada sobre la infancia que nos cuesta dimensionar, no obstante, las tres décadas de la ratificación del principal acuerdo internacional de los Estados. Esperamos que su testimonio replique fuertemente el rol de la infancia, partiendo desde la restitución de los derechos vulnerados en el ámbito ambiental (que en nuestro país ha sido evidente en las llamadas Zonas de Sacrificio) hasta romper las fronteras que limitan el ejercicio garantizado de sus derechos.

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