Hagamos de 2019 un año mejor

ANIVERSARIO-ESCUELA-NAVAL-3305
La celebración contó con un desfile de las distintas escuelas de las FF.AA. Foto: DEDVI MISSENE


Quizás muchos de nosotros tenemos todas las esperanzas puestas en este año que recién comienza. Un cambio de página necesario ante un 2018 complejo, donde la desconfianza de la ciudadanía se agudizó de manera generalizada, a causa de numerosos destapes, afectando la reputación y credibilidad de múltiples actores del sector público -incluyendo instituciones del Estado como las FF.AA. de Orden y Seguridad -, los municipios, la iglesia católica y el mundo privado. Siendo optimistas, 2018 será recordado por ser un período en el que se instaló una intolerancia masiva a los abusos en cualquier ámbito. Hubo serias intenciones de desnaturalizar las mentiras y las malas prácticas, así como recuperar la verdad a cualquier costo.

Durante el año pasado vimos cómo avanzaban los casos sobre financiamiento irregular de la política, y además fuimos testigos de nuevas investigaciones, sin un respiro, la percepción es prácticamente unánime: los niveles de corrupción crecieron. Sin embargo, viéndolo hoy en perspectiva, lo cierto es que se tomaron importantes medidas para frenar los futuros escándalos: se subieron las penas para quienes cometan cohecho, comenzó a castigarse la corrupción entre privados, y las FF.AA. y de Orden y Seguridad están viviendo su propia transformación para estar al día en materias de probidad y transparencia.

Por otro lado, vimos al Congreso altamente cuestionado producto de las asignaciones parlamentarias y, últimamente, por los abultados viáticos que recibían senadores y diputados por el solo hecho de ir a trabajar. Esto último, causó indignación desde distintos sectores, principalmente desde la ciudadanía que manifestó su malestar de diversas formas, especialmente a través de las redes sociales.

Las acciones deshonestas no pasaron solo por las esferas de poder. Las irregularidades estuvieron -y siempre estarán- en todos lados, por lo que está en cada uno de nosotros contribuir a recuperar las confianzas. Sería una meta positiva para este año que todos ayudáramos a combatir las prácticas antiéticas, aportando con nuestro propio granito de arena. No olvidemos que más allá del rol fiscalizador de la ciudadanía, también existen los deberes: si hoy aceptamos o cometemos una irregularidad a baja escala ¿quién nos dice que mañana estemos involucrados en un prejuicio mayor? Demostremos que podemos ser honestos desde la vida cotidiana, desde lo más simple y dejando en claro que no todos somos iguales.

Ahora, 2019 se sitúa como un año en que no se aceptarán excusas y, en términos sencillos, caerá todo el peso de la ley para quienes no hayan entendido que ser corrupto pasó de moda. Cada vez se cierran más los espacios a las malas prácticas en todas las materias. Afortunadamente, podemos decir que hoy costará mucho más que un delito de esta índole salga impune y libre de consecuencias.

Para que funcione debemos tener la convicción que tanto el sector público como el privado pueden trabajar y lograr sus objetivos de manera limpia. Chile puede hacer la diferencia, sólo necesitamos voluntades, controles necesarios y comprender que hacer bien las cosas es la vía para que Chile sea un país mejor.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.