Hay que proteger y reconstruir la cultura previsional



SEÑOR DIRECTOR

Con absoluta certeza podemos afirmar que el retiro de un nuevo 10% de los fondos previsionales significará menos recursos para futuras pensiones. Dicho de otra forma: “pan para hoy hambre para mañana”. Podría legítimamente argumentarse que las privaciones actuales provocadas por la pandemia son tan apremiantes que justifican, en muchos casos, sacrificar parcialmente el objetivo previsional en favor del consumo presente de las personas. Sin embargo, el diseño de ambos proyectos, que incluyó, entre otras cosas, la inexistencia de requisitos que respaldaran esa urgente necesidad y un tratamiento impositivo distinto al general, hacen inferir que la intención subyacente fue vaciar los fondos de pensiones, lo que trajo como efecto colateral la afectación de los principios de seguridad social.

En efecto, resulta en extremo fácil repartir recursos de terceros, en este caso de afiliados y pensionados del sistema, pasando por alto dichos principios, de aplicación siempre forzosa y, por tanto, ajenos o contradictorios a la voluntad individual. Eso hace que cualquier iniciativa que rompa esa obligación, como el mencionado retiro, probablemente sea percibida “como música para los oídos”. Sin embargo, no hay agregación de valor, por el contrario, hay destrucción institucional, económica y cultural, ya que, es justamente esa estructura impuesta la que resguarda que los fondos obtenidos en el presente por las personas se transformen en parte, ya sea a través de sistemas previsionales de contribución o de beneficio definido, en derechos sobre flujos futuros que permitan solventar la vida pasiva.

El país necesita con urgencia una reforma previsional que dé solución al problema de las bajas pensiones. La contraparte de esto son los requerimientos financieros que aquel objetivo demanda. Después de los retiros, hay menos fondos y, además, el riesgo persistente de, que frente a una nueva “desgracia colectiva”, de cualquier naturaleza, “tentarse” y girar “otro cheque” contra los dineros previsionales, al fin y al cabo, podría resultar siempre popular.

Por esta razón, un futuro acuerdo en esta materia no solo tendrá que allegar más recursos al sistema, también deberá reconstruir los consensos necesarios para protegerlos y evitar que la astucia política los disfrace de necesidad esencial y los termine liquidando.

Álvaro Clarke

Ex subsecretario de Hacienda

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