Iniciativas para evitar el cierre de escuelas



La semana pasada, este medio revisó la experiencia de algunas de las escuelas que se encuentran en riesgo de cierre producto de la Ley de Aseguramiento de la Calidad. Ésta establece la clasificación anual de los establecimientos escolares del país sobre la base de la evaluación en dimensiones académicas y de desarrollo personal y social, corrigiendo siempre por su nivel socioeconómico y excluyendo a la educación especial. Al Ministerio de Educación (Mineduc), a su vez, la ley le entrega la responsabilidad de prestar apoyo técnico pedagógico a las escuelas con desempeño insuficiente, con la finalidad de que logren mejoras concretas y puedan brindar a sus alumnos las oportunidades de aprendizaje que merecen. Pero en el caso de los establecimientos que al cabo de cuatro años de ubicarse en nivel insuficiente no muestren mejoras, la misma ley establece que deberán cerrar, en lo que constituye una medida de última instancia.

En ese contexto, dentro del próximo mes se debieran publicar los resultados del Simce 2018, que serán un insumo fundamental para determinar los niveles de desempeño correspondiente a la cuarta clasificación que se realice desde que comenzó la aplicación de la ley. De esta forma, se cumplirá el primer plazo para definir el número de escuelas que, tras cuatro evaluaciones, no experimenten mejoras constatables y que, en definitiva, se encuentren en la antesala del cierre. A la fecha hay 218 establecimientos de enseñanza básica que llevan tres años en nivel insuficiente. Así, si bien se espera que haya casos en los que se logre revertir los malos resultados, todo hace vislumbrar que cuando se cumpla el plazo fatal, habrá establecimientos que deberán cerrar inapelablemente, con la dificultad que ello conlleva en términos de la reubicación de alumnos por parte del Mineduc.

Mientras tanto, el gobierno ha anunciado que se encuentra implementando un plan denominado como "escuelas arriba", con el que pretende sacar a flote a estos establecimientos de mal desempeño. En ese sentido, tanto ese programa como los casos publicados por este medio dan cuenta también de la parte positiva, y es que aparentemente la amenaza de cierre estaría incentivando nuevos esfuerzos que no se habían visto, que es precisamente lo que se requiere de cara al futuro. Si bien se trata de iniciativas interesantes, que podrían traducirse en un impacto positivo sobre los aprendizajes de los alumnos, lo cierto es que dichas medidas podrían estar llegando demasiado tarde, tras años de autoridades insuficientemente comprometidas con su rol de apoyo a las escuelas de bajo desempeño, más preocupadas por postergar la aplicación de la ley y de avanzar en otras materias que no apuntaban a resolver verdaderamente los problemas centrales de la educación.

Es un recordatorio sobre la importancia de que las políticas educacionales no pierdan el foco en la calidad, para lo cual resulta esencial disponer de los recursos necesarios que permitan la formación de profesores altamente capacitados capaces de levantar las escuelas en problemas, lo que evitaría llegar a algo tan extremo como el cierre de un colegio por desempeño.

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