Inquietantes números de CEP

gente


Las acusaciones, aparentemente fundadas, de nexos entre narcotráfico y el Partido Socialista están siendo demoledoras para ese partido. Pero, hay que decirlo, también están demoliendo lo que pudiera subsistir de confianza en nuestro sistema político. Para muchos, la impresión es que todo se pudrió en la política. Es lo que muestra la reciente encuesta CEP, aunque desde luego es un proceso que viene de mucho antes.

Apenas un 19% se identifica hoy con algún partido político. No existe registro de un distanciamiento así entre la gente y la política partidista. El desplome ha tomado poco más de una década; en 2006, cuando se inauguraba el primer gobierno de Bachelet, ¡un 53% se identificaba con algún partido!

Tampoco aparece identificación relevante con las visiones políticas tradicionales de izquierda o derecha; 64% declara no identificarse con ninguna de estas opciones. ¿Liderazgos individuales? Un 66% dice "no tener confianza" en el Presidente. Además de eso, disponemos de una vaga "evaluación positiva" que algunos quisieran interpretar como liderazgo. La encuesta lo advierte: "no es lo mismo que adhesión política", pero de poco servirá.

¿Con qué nos identificamos entonces los chilenos? Según la Teoría de Identidad Social, un grupo existe en la medida que sus miembros se reconocen a sí mismos compartiendo alguna dimensión que los diferencia de otros. Toda asociación, comunidad, familia, requiere de una identidad, una autopercepción diferenciadora para existir, también para funcionar.

En los últimos años, qué duda cabe, se nos han derrumbado identidades. Las identidades políticas, vea usted lo que muestra la encuesta CEP. Las identidades religiosas, mejor no hablar. La patria, un término que más bien incomoda. Algunos plantean, o incluso promueven, que ahora nos moveremos por microidentidades: ecologistas, veganos, ciclistas, miembros de alguna minoría victimizada. ¿Somos eso realmente? ¿Un agregado de proyectos individuales? Me imagino que no, que debe haber algo más, algo más amplio, más inclusivo. Pero ese "algo más" hoy es difuso. Con tanto derrumbe, nuestra identidad política sin duda se ha demolido. Los partidos, es visible, eluden grandes propuestas o utopías, incluso los símbolos partidarios. Pero, además, creo que nuestra identidad como país se está haciendo borrosa. No es claro qué nos une, qué nos identifica, qué proyecto común compartimos.

Para una nación, no es poca cosa perder la identidad. Si dejamos de saber quiénes somos, no sabremos elegir el camino hacia el futuro. Sin identidad, la política y la democracia pueden ir hacia cualquier parte, saltar hacia cualquier entusiasmo, precipitarse en cualquier barranco.

¿Qué nos dicen entonces los números de CEP? Se necesita liderazgo, se necesita un rumbo, una bandera, una ilusión por simple que sea. Pero claro, eso no se encontrará en las encuestas.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.