Integración eléctrica sudamericana y sus barreras artificiales

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Por Aniella Descalzi, consultora en Energías Renovables, miembro del Comité GEIDCO (Global Energy Interconnection) Brasil y de la Comunidad Expertos Pathto100

A pesar de larga historia de la Integración eléctrica en nuestra región, que comienza hace más de 40 años con la construcción de grandes centrales hidroeléctricas, iniciativas bilaterales, como por ejemplo hidroeléctrica Yacyreta entre Paraguay y Argentina, hidroeléctrica Salto Grande entre Uruguay y Argentina, y la conocida central hidroeléctrica Itaipú entre Brasil y Paraguay, Sudamérica debe ser la región con menor integración eléctrica del mundo.

Resulta sorprendente que en una región tan rica en recursos naturales además complementarios, donde todos los países de la región están en camino a la ruta de descarbonización, y considerando también que somos una región vulnerable en referencia al cambio climático, donde las sequías han sido una tremenda alarma a los precios de energía y las medidas populistas que han implementado algunos gobiernos al efecto, han causado severos daños a la seguridad energética de nuestra región, afectando así a todos los usuarios de la energía eléctrica. Sin ir más lejos, el caso de Brasil con la MP 579, medida provisoria anunciada por la Presidenta Dilma Rousseff el año 2012, donde anunció reducción promedio del 20% en la tarifa energética de los brasileños, sumada a una sequía, un aumento de demanda producto de una disminución de impuestos en un sector industrial, y en consecuencia, el disparo de los precios de energía, significó perdidas inmensas del sector. Otros casos interesantes son la nacionalización de los gasoductos en Bolivia bajo el mando de Evo Morales y la crisis del gas en Chile, cuando Argentina, a causa de problemas de abastecimiento interno, decidió unilateralmente quebrar el contrato de suministro de gas con Chile, en momentos en que este país dependía de tal combustible, generando también significativos aumentos el precio de la energía.

A pesar de nuestros intentos frustrados de interconexión regional y las medidas ya referidas que sin duda ponen en riesgo la seguridad energética, existen en nuestra región alrededor de 20 líneas de interconexión entre diferentes países de Sudamérica, existe una iniciativa avanzada del SINEA (Sistema de Interconexión Eléctrica Andina), estudios entre la región de Arco Norte y Brasil además de estudios para realizar una mega central hidroeléctrica entre Brasil y Bolivia, sin embargo, todas estas iniciativas están en un marco regulatorio muy acotado y desintegrado como región. Estas iniciativas están siendo motivadas por las instituciones reguladoras, coordinadores y planificadores de los sistemas eléctricos, pero sin duda estas iniciativas tendrían una mejor implementación si contáramos con una visión regional a largo plazo integrada o una política energética regional que vele por los intereses de todos a largo plazo.

Sería interesante complementar los esfuerzos que hacen las diferentes instituciones regionales en orden de demostrar los beneficios de la integración regional y de esta forma incorporarlos a la agenda política de los países de Sudamérica además de fortalecer la institucionalidad regional, entregando de esta forma mayor seguridad y garantías para la resolución de disputas y controversias.

La energía es un bien económico esencial, directamente relacionado con el crecimiento económico e índice de desarrollo humano; los beneficios de la integración son múltiples: menores costos de energía, aprovechamiento de recursos naturales para reducir las emisiones de gases efecto invernadero, seguridad energética, exportación de energía a países deficitarios entre otros , para conseguir esta integración regional es necesario que las legislaciones internas de cada país cuenten con instrumentos robustos que combatan las prácticas atentatorias a la libre competencia, el abuso de posición dominante y barreras artificiales de se erigen como prácticas que cualquier legislación interna debe reprimir a fin de favorecer una tendencia a la perfección de los mercados, con el consiguiente favorecimiento a los usuarios finales; la región debe dejar de proteger la industria local frente a la competencia foránea, frecuentemente solicitada por los grupos de presión que representan intereses económicos provenientes de las tradicionales industrias locales que ven amenazadas sus posiciones en el mercado por estos nuevos competidores.

La pandemia ha demostrado que un enfoque que trasciende a lo nacional y que la conectividad regional es crucial para superar las interrupciones graves causadas por un evento de tal magnitud, la colaboración regional puede ayudar a mitigar el daño económico expuesto y acelerado por la pandemia, sin duda tenemos una gran oportunidad de apostar a una recuperación sustentable, limpia, resiliente e integrada.

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