SEÑOR DIRECTOR
En la columna “¿Qué causa palestina?”, la embajadora de Israel, Marina Rosenberg, sobrepasando sus atribuciones, se permite decirnos a los chileno-palestinos que estamos importando el conflicto, incitando al odio, y cómo defender la causa palestina. Rechazamos de plano tales pretensiones. En Chile no se acepta que agentes extranjeros vengan a decirnos cómo expresarnos ni comportarnos.
Su tesis es que Hamas es un movimiento terrorista y que sus medios de lucha son ilegítimos. Pero, ¿cuáles son legítimos? ¿Los que utiliza Israel cuando comete sus “asesinatos selectivos”? ¿Los bombardeos a la población civil de Gaza, cuya versión 2021 cobró la vida de 67 niños palestinos? ¿O masacres como la de la aldea palestina de Deir Yassin, cuando se formaba el Estado de Israel en 1948, con más de 200 víctimas inocentes?
Sería larga la enumeración de los atentados sionistas que aterrorizaron a la población palestina. Y dicha labor la heredó el ejército israelí. De modo que si quiere hablar de terrorismo, le sugiero que comience por el maestro en este arte diabólico, el cual es precisamente el Estado al que la señora Rosenberg representa. Quienes defendemos la causa palestina jamás olvidaremos dichos métodos, los que solo han significado muerte y destrucción para los palestinos.
Y esta locura homicida se basa en una ideología que considera a los palestinos como seres sub-humanos, reflejada en numerosas declaraciones de próceres sionistas. Destaco las del ex primer ministro Ariel Sharon, quien afirmó que los niños palestinos debían ser asesinados antes de cumplir 12 años, porque después serían potenciales terroristas.
Se habla de importación del conflicto: cuando vemos que a diario se pisotea la dignidad humana de los palestinos, no podemos dejar de alzar nuestra voz. Es inhumano que un palestino que nace hoy, lo haga condenado a vivir a perpetuidad bajo ocupación militar. Eso no es “incitación al odio”, sino incitación a la justicia.
Manuel Hasbún Zaror
Ex secretario general Federación Palestina de Chile
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