SEÑOR DIRECTOR

Con el gobierno de salida y habiendo pasado poco más de dos años desde la implementación del IVA en la vivienda, en el marco de la reforma tributaria, es un buen momento para analizar el impacto que ha tenido. Quienes creemos que el crecimiento económico debe ir acompañado de mayor bienestar social, vemos con pesar que esta reforma, unida a la decisión de la Superintendencia de Bancos de aumentar las obligaciones de provisión a la banca -cuya consecuencia es que ahora se exija un 20% de pie para comprar una vivienda- provocó que buena parte de la clase media hoy no tenga más opción que arrendar.

La paradoja es que esta reforma que supuestamente iba a "emparejar la cancha", tiene en la otra vereda a las constructoras y al mercado inmobiliario, que han ido redefiniendo su estrategia de negocios, priorizando edificar y vender a inversionistas institucionales, fondos inmobiliarios o inversionistas que actúan como personas naturales. Hoy ellos son prácticamente los únicos que entregan un adecuado respaldo a ojos de la banca. Por esa razón obtienen mejores tasas de interés, favoreciendo la concentración económica ya que, a la vez, cuentan con la capacidad de comprar grandes volúmenes a las inmobiliarias, alcanzando importantes descuentos. El llamado a las autoridades entrantes, que han definido la simplificación de la reforma tributaria como una de sus prioridades, es que llenen el espacio y corrijan este aspecto que tanto perjudica a las familias.

Héctor Navarrete

Abogado