Jadue y Narváez


“No vemos un programa transformador en quienes gobernaron con la socialdemocracia neoliberal”, es el verso que Daniel Jadue dedicó días atrás a los concertacionistas, en especial a Paula Narváez y al PS. Exigió que pidieran perdón. Me dije, ¡qué gran oportunidad! Salir al paso con serena firmeza, transformarla en principal contendora de él por el voto opositor y galvanizar a un adormecido PS, devolviéndole el amor por sí mismo y por su obra.

Calificar de “neoliberal” los gobiernos de la Concertación, refleja bien al PC y su resentimiento por los fracasos que arrastra. No se lo puede perdonar al PS. Fracasó cuando la dictadura fue derrotada por los que rechazaron la violencia que él propiciaba y triunfaron en un plebiscito que él repudiaba; y al cual se sumó de mala gana. Pero sobre todo fracasó a la vuelta de la democracia.

Cuantos acusan de “continuismo neoliberal” a la Concertación, develan que los pobres les importan un carajo. La política económica de la dictadura legó 5 millones de pobres a la democracia que nacía; y 4 millones de ellos dejaron de serlo gracias a gobiernos de la Concertación, donde el PS fue pilar clave. ¿Puede haber menos continuidad y más revolución en la vida de un pueblo que esa? ¿Alguno de los siguientes gobiernos -entre ellos uno con el PC compartiendo timón- ha logrado, ya no algo parecido, sino sacar de la pobreza al millón que faltaba? No, para peor, hoy vuelve a haber más pobres que a finales de los gobiernos de la Concertación. Agreguemos que el PS chileno y los gobiernos concertacionistas en que participó, son las únicas experiencias de izquierda exitosa en la América Latina de estos decenios. Es insoportable para el PC compararlo con “modelitos” que exhibe en su vitrina, como Venezuela, Nicaragua y Corea del Norte. Hay que desprestigiar al PS a como dé lugar, eludir la discusión sobre logros de los pobres y pasar a la entelequia, a la abstracción nebulosa: acusarlo de “neoliberal”, para así esconder bajo un manto de olvido tanto lo que el pueblo logró en esos años, como sus propios fracasos.

El PC profita de socialistas de poca fe en sí mismos, acusándolos de “neoliberales”. Lo complementan esos descubridores de la pólvora anunciando con tono doctoral, que la Concertación quedó atrás. ¡Tremenda novedad! Son sus detractores quienes la traen al presente. Es obvio que quedó atrás. En sus años nació un nuevo Chile, con demandas nuevas: educación superior al alcance de todos, combatir desigualdades intolerables, mejores empleos, pensiones dignas, seguridad para los asolados por violencia. Pero, para eso enorme obra, ¿en quién confiar? ¿En los que ayer lo hicieron bien o en los fracasados?

Lo penoso es que quienes lo hicieron bien, a veces dudan de su obra o callan; y quienes lo hicieron mal vociferan exigiendo genuflexiones culposas. Espero con entusiasmo la réplica de Paula Narváez y del PS.

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