Jueces de izquierda

Acostumbrados como estamos a los eufemismos, causaron sorpresa las palabras del ministro de Justicia acusando que "la mayoría de los jueces son de izquierda". El ministro se justificó alegando que creía que la reunión era privada y que no sabía que sus dichos trascenderían. Los críticos apuntaron a que fue una opinión desafortunada dado que los jueces son independientes y profesionales, no existe la politización.

Lo que extraña es la sorpresa, porque todos saben cómo es la cosa y que la política en los nombramientos de los jueces siempre ha existido. Más aún, una reforma constitucional hace dos décadas incorporó al Senado en la nominación de los ministros de la Corte Suprema, de modo que la oficializó. Incluso se colocó un quórum de dos tercios para aprobar la propuesta del Presidente en el máximo tribunal, precisamente para asegurar el "neteo"; que no se pudiera designar a ningún juez de la corte en contra de algún sector. Lo que se conoce como "uno tuyo, uno mío".

Entonces, que el ministro, hasta hace poco senador, diga que la mayoría de los jueces son de izquierda, muestra que no se hizo bien la pega. La realidad es que ha sido "uno mío y uno neutro", porque la izquierda ejerce implacablemente el poder y la centroderecha vive acomplejada. Incluso la izquierda no ha trepidado en romper la palabra empeñada: en dos ocasiones se las ingenió para que primero votaran el "mío" y después ni se arrugó para rechazar el "tuyo". Y la derecha no golpeó la mesa ante el quebranto de compromisos expresos.

Por otra parte, asombra que se pueda decir algo en privado y otra cosa en público. Al menos hay en eso un cuestionamiento político: los senadores son los llamados a denunciar lo que está sucediendo, pues si se calla seguirá aconteciendo. Y en la derecha callan porque no quieren pagar costos y temen la capotera comunicacional de la izquierda, que es maestra en administrar su auto asignada superioridad moral.

¿Qué implica que la mayoría de los jueces sean de izquierda? En teoría no debiera significar nada, cuando la tarea de los jueces es aplicar la ley como está escrita. Pero lo que está pasando en Chile es que cada vez más los jueces se saltan la ley, fallando basados en principios y criterios vagos y subjetivos. Es el activismo judicial. Ejemplo: el artículo 1° del Código del Trabajo dice que sus normas no se aplican al sector público, pero la Corte Suprema ha dictado fallos estableciendo que a los empleados a contrata y a honorarios no se les puede sacar de su pega, según la lógica que rige el sector privado. Con ello, no se puede sacar a los operadores políticos de la Nueva Mayoría de sus puestos.

Los senadores de centroderecha, al votar las nominaciones no debieran atender a si es "mío o tuyo", sino asegurarse que el candidato tenga una trayectoria de apego a la ley. Así habría menos -ni importaría- la politización en los tribunales.