La cuestionada gira de Trump a Europa



La cumbre entre Donald Trump y su par ruso Vladimir Putin el lunes pasado selló una gira a Europa del Presidente de EE.UU. que vino a confirmar el estilo desconcertante que ha guiado la política exterior de Washington desde su llegada a la Casa Blanca. El mandatario partió el viaje con un duro enfrentamiento con sus aliados de la OTAN en Bruselas -a quienes amenazó con retirarse de la cita si no aceptaban aumentar sus gastos militares-, siguió con una tensa visita a Reino Unido -donde no dudó en criticar a la primera ministra Theresa May- y terminó en la capital finlandesa con una reunión marcada por su tono condescendiente hacia el mandatario ruso.

Desde su llegada al poder en 2017, el Presidente de EE.UU. no ha dudado en debilitar las alianzas históricas de Washington. Lo hizo, por ejemplo, en la última cumbre del G7 en Canadá, al acusar de "traición" al primer ministro canadiense. Y lo volvió a hacer la semana pasada en Europa, calificando incluso a la UE de "enemigo" al referirse a su política comercial. Pero a la vez, no ha mostrado la misma firmeza para enfrentar al presidente ruso Vladimir Putin sobre las denuncias de intervención de su país en las pasadas elecciones presidenciales, cuestionando a las propias agencias de inteligencia estadounidenses que le han entregado abundante evidencia.

Por ello, el reciente viaje a Europa y la cumbre con Vladimir Putin pueden marcar un punto de inflexión para el mandatario, ya que no sólo terminó ahondando las divisiones con sus aliados, sino que internamente también salió debilitado. A los previsibles cuestionamientos de amplios sectores demócratas surgieron también voces críticas de prominentes figuras del Partido Republicano. El ex director de la CIA, John Brennan, fue aún más tajante y habló directamente de "traición".

Por ello, lo sucedido en Helsinki, además de debilitar el mandato de Trump y minar su rol en la escena internacional, puede terminar afectando el apoyo a los republicanos en las próximas elecciones de noviembre, donde se renueva toda la Cámara de Representantes y parte del Senado. Y una eventual pérdida del control del Congreso por parte del Presidente abre un escenario de imprevisibles consecuencias para la segunda mitad de su mandato.

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