La familia en las políticas públicas



El gobierno ha anunciado el pronto ingreso al Congreso Nacional del proyecto de ley que modificará el actual Ministerio de Desarrollo Social para transformarlo en el Ministerio de la Familia y Desarrollo Social. Esta iniciativa busca dar al diseño y ejecución de las políticas públicas una visión y alcance integral, que no solo considere al individuo como sujeto de preocupación y ocupación del Estado, sino también y prioritariamente, a su entorno de desarrollo y apoyo más cercano. La Declaración Universal de los Derechos Humanos describe a la familia como "la unión natural y fundamental de la sociedad", constituyendo así el núcleo esencial de ésta y la primera y principal fuente de identidad, soporte y mantención de las personas, en la que se genera el contexto para el desarrollo emocional y material de sus miembros.

Dada la importancia de la familia en la sociedad, y en el desarrollo de las personas, resulta acertado que el Estado releve el rol que a ésta le cabe, promoviendo y resguardando que el progreso y la dignidad no solo alcancen al individuo sino también a la familia, porque es en ella en que aquél se desenvuelve. Así, una mirada que incorpore a las familias como núcleo de atención principal permite que las políticas públicas actúen de manera más articulada, con coherencia y complementariedad. Entender las necesidades y el contexto de la familia, como un conjunto, es fundamental para abordar importantes cuestiones de fondo de las políticas públicas orientadas a la infancia, a la atención de salud y el cuidado de los niños, jóvenes adultos y adultos mayores, y a la mayor inserción laboral femenina, entre otras.

No obstante lo anterior, también es legítimo que surjan algunas interrogantes de cara a lo que será el debate de esta iniciativa en el Congreso Nacional, tales como la verdadera necesidad de generar un cambio legal para dar este enfoque, como así también, si este reconocimiento de la unidad esencial de la sociedad, para estos fines, pudiera generar espacios, desde el Estado, para una intervención que termine siendo excesiva en términos del respeto que merece la esfera de autonomía de las decisiones de la familia. Son preguntas válidas que deben ser objeto de reflexión y discusión antes y durante el debate, en el que, sin duda, serán relevantes los énfasis.

Por su parte, es previsible que la discusión se entrampe en la polémica sobre cómo definir a la "familia", en circunstancias que el foco del debate debiera estar inspirado en la visión integral que se quiere dar a las políticas públicas y, sobre todo, a las políticas sociales del Estado. Si el debate se queda en aquello se perderá una oportunidad importante para relevar la importancia de la familia, entendida ésta como un sistema o una organización de desarrollo y apoyo mutuo de los individuos. No debiera pretenderse, a propósito de este proyecto, lograr otras aspiraciones en relación con una determinada conceptualización de la familia. El Estado debe respetar la diversidad de familias, resguardando, en todo caso, las condiciones básicas de su desarrollo, sin pretender intervenir o tener una injerencia mayor.

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