La importancia de votar “apruebo”

VOTACION COMUNAL
FOTOS: PATRICIO FUENTES Y./ LA TERCERA


La discusión constitucional que estamos teniendo como país está enfocada en el plebiscito de abril, el que nos permitirá decidir si aprobamos o no la idea de la nueva Constitución.

Esta columna va dirigida a aquellos que tienen dudas sobre su voto. A los que les gustaría un cambio constitucional, pero no están seguros de cuál es la forma correcta de abordarlo; a aquellas personas que les acomodan más los cambios graduales que los intempestivos; que quieren construir un Chile del futuro, pero lo quieren construir entre todos y para todos.

Supongo que las personas que se sienten identificadas con esta postura podrían pensar que es mejor votar rechazo, porque eso permitiría que se discutan modificaciones constitucionales desde el Congreso Nacional, evitando la supuesta incertidumbre que genera la convención constitucional o mixta.

La idea de que el Congreso Nacional puede hacer los cambios constitucionales y generar el clima de gobernabilidad que necesitamos no es una alternativa realista. ¿Por qué?, se preguntarán ustedes. Hay muchas razones para mantener esa afirmación. La deslegitimidad del Congreso Nacional es una de éstas.

Tenemos una crisis institucional que indica una alta desconfianza hacia el Parlamento, y justamente necesitamos reanudar las confianzas para poder tener una mirada común hacia el futuro, entendiendo que Chile es un país con personas diversas y que tenemos que construir una nación desde nuestra diversidad, sin ponerle el pie encima a nadie. En ese sentido, la legitimidad del proceso es vital, y si los cambios constitucionales los va a hacer el Parlamento, la sensación de desconexión entre las instituciones y las personas va a perseverar.

A su vez, la idea de que las reformas se harán desde el Congreso choca con nuestra historia política reciente. Para construir un futuro común, un Chile de todos y para todos, necesitamos sentarnos en una mesa en que todos actúen en igualdad de condiciones, desprendidos de sus cuotas de poder e intereses partidarios.

Ese desprendimiento de poder no va a existir en ninguna discusión constitucional que se haga en el Congreso, por el simple hecho que la derecha lleva 30 años escudándose en la Constitución del ochenta para usar sus quorums como un bloqueo para una discusión política sana. El ejemplo de los senadores designados ilustra bien lo anterior. Solo estuvieron dispuestos a eliminarlos cuando se dieron cuenta que ellos ya no iban a poder nombrar a quieres querían como senadores designados. Alguien me podría decir que ese es un ejemplo antiguo, que la derecha de ahora es distinta, pero la discusión sobre el voto obligatorio que tuvimos algunas semanas atrás es un ejemplo más de lo mismo. La derecha lo rechazó porque según su cálculo político no les convenía.

El Chile del futuro, la casa común, tiene que construirse con generosidad y sin cálculos partidistas. Eso lo da el apruebo. Solo ahí vamos a construir un país entre iguales.

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