La Influencia de la Unión Europea en Medio Oriente

U.S. President Trump reacts returning to White House after Attorney General Barr reported to congress on the report of Special Counsel Mueller in Washington
FOTO: REUTERS


En esta serie de columnas hemos revisado el rol que ha jugado Rusia y Estados Unidos en el Medio Oriente, pero en este tablero de ajedrez hay más piezas en juego y veremos cómo la Unión Europea que está constituida en buena medida por países que fueron potencias coloniales, parece resignarse a un rol de potencia de segundo rango en la zona, detrás de los Estados Unidos, su aparente aliado incondicional.

Es así como la UE se acomoda como fuerza de complemento y segunda línea de las políticas de Washington, participando a veces en sus aventuras como acontece en las guerras de Irak, pero en otras actúa como socio diligente de la gran potencia americana como fue en los casos de Libia o Siria.

Los sueños de recuperar al menos alguna influencia colonial europea reviviendo el pasado en África o el Medio Oriente no son viables. La realidad es que Estados Unidos mantiene su hegemonía y nada indica que vaya a ceder ante los europeos.

Pero al mismo tiempo, y cada país por cuenta propia, intenta al menos tejer relaciones tanto con Rusia y China como con otras potencias como Irán. La Unión Europea afronta, en este contexto, labrar una política exterior común en relación con Irán y Oriente Medio y, por otra parte, reconstruir la enorme fractura que se creó durante la invasión de Irak y que ha quedado muy patente con la reciente indignación europea ante la política inflexible de Donald Trump respecto a Irán.

Herfried Münkler, profesor de Teoría Política en la Universidad Humboldt de Berlín, considera que el desafío imperial de Europa tiene dos partes claras y diferentes. Por un lado, los europeos deben mantener una relación bilateral con Estados Unidos, un país más poderoso y han de tener cuidado de no limitarse a proporcionar recursos para las operaciones norteamericanas y en segunda instancia, lidiar con las consecuencias sin tener voz ni voto en las decisiones políticas y militares fundamentales.

En este sentido, su labor es resistirse a la marginación política. Un ejemplo histórico es el papel de Europa en la cuestión palestina, que financia a la Autoridad Palestina. La decisión de Trump de trasladar la Embajada de Estados Unidos en Israel a Jerusalén ha echado más sal en la herida europea.

También, al verse obligada a enfrentarse a Irán, en alianza con un Israel fanático y con Arabia Saudita, Europa corre el riesgo de quedar todavía más aislada en la política internacional y de que sus empresas pierdan sus contratos con la República Islámica.

Altos del Golán

La posición de la Unión Europea con relación al estatus de los Altos del Golán no ha cambiado, siguiendo la línea con la legislación internacional y las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas 242 y 497, que no reconocen la soberanía israelí sobre los ocupados Altos del Golán

Estados Unidos quedó aislado en su reconocimiento, porque al rechazo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas del martes 26 de marzo, se sumó la postura de la Unión Europea, que reiteró su negativa a apoyar la postura israelí. Especialmente la resolución 497 de 1981, califica de "nula, inválida y sin efecto internacional legal" la decisión israelí de "imponer sus leyes, jurisdicción y administración en los Altos del Golán sirios ocupados".

Los países europeos que integran el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (Bélgica, Francia, Alemania, Polonia y Reino Unido) expresaron las fuertes preocupaciones por las consecuencias más amplias de reconocer una anexión ilegal.

"Todo intento de esquivar los parámetros acordados por la comunidad internacional están condenados al fracaso", agregó el embajador francés, François Delattre, que advirtió contra los peligros de decisiones unilaterales como las que ha tomado Estados Unidos.

Impotencia europea en Oriente Medio

Los estadounidenses se caen como mediadores en el pacto nuclear con Irán y solo queda la Unión Europea. Eso puede sonar bien a algunos, pero tiene poco que ver con la realidad. Antes Estados Unidos se esforzaba por mediar en Medio Oriente y como los europeos, por posibilitar la "solución de los dos estados" para israelíes y palestinos.

La Unión Europea y Estados Unidos, se sentaban juntos en el llamado cuarteto y actuaban juntos. Pero esto se acabó, desde la llegada del presidente Donald Trump que desestima la opinión europea.

Las alternativas de la Unión Europea son múltiples: podría aliarse con la diplomacia de Trump. lo que radicalizaría aún más a los palestinos e imposibilitaría la paz en los próximos años o podría ponerse del lado de los moderados palestinos y cortar sus vínculos con Israel, aunque la perspectiva de un fin a la violencia tampoco se vislumbraría.

Por otra parte, Europa podría también retirarse de Medio Oriente y dejar el campo completamente libre. La diversidad de países muestra que algunos de los miembros de la Unión Europea están más inclinados hacia los palestinos, otros hacia Israel.

Los europeos no tienen más remedio que esmerarse en funcionar como contrapeso y continuar haciendo lo que han estado haciendo durante décadas: aportar ayuda a los palestinos dentro y fuera de los Territorios Ocupados, que no se hacen sólo por caridad sino para ganar influencia.

Sin ellos, la Franja de Gaza y Cisjordania colapsarían pronto. Por eso Israel tiene un interés en que la Unión Europea continúe con su papel de donante y no especialmente rebelde. Sin el dinero de Europa y las Naciones Unidas, sobre Israel recaería la tarea de proporcionar, como fuerza de ocupación, bienestar para los ocupados.

Con la irresponsable política de Donald Trump alimentando las tensiones en la región, los intereses de seguridad de los europeos se ven directamente afectados. Otra guerra en el Medio Oriente u otra Intifada ciertamente conduciría a más ataques terroristas en Europa y a otra oleada de refugiados.

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