La llave del tesoro

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La educación superior juega un rol significativo, no solo en la formación de un individuo, sino también, en el desarrollo de una nación. En este contexto, en Chile ha experimentado una serie de cambios que van desde la formación de las primeras ocho universidades, enfocada a grupos de elites, hasta, hoy en día, contar con un crecimiento exponencial de la cobertura. Sin embargo, este fenómeno de masificación de la educación ha suscitado una serie de discusiones acerca del tema del financiamiento de los estudios terciarios apostando algunos únicamente por la "gratuidad" mientras que otros, por la mantención de un sistema mixto de financiamiento.

En las últimas décadas se opta por un sistema de financiamiento mixto de los estudios superiores, basado en becas y créditos de carácter público-privado. Esta política generó un expansión sustancial de la cobertura, sobre todo entre los más pobres. Así es como en 1990, solo el 4% de los jóvenes más pobres logró entrar a la educación superior, mientras que en los más ricos el acceso fue de 33%, lo que implica una brecha de 8 veces. Una década después, en el 2000, la cobertura había subido a 7% en los más pobres y 52% en los más ricos, con una brecha de 7 veces. Sin embargo, en 2015, la cobertura sube a 29% en los pobres y 60% en los ricos, lo que implica una brecha de 2 veces. Este cierre de brecha entre jóvenes ricos y pobres da cuenta, entre otras cosas, del éxito del modelo de financiamiento.

Lograr un título profesional o técnico implica subir el ingreso con respecto al que solo llegó hasta la educación media, convirtiéndose en una autentica "Llave del tesoro", por lo cual este sustancial aumento de cobertura, sobre todo en los más pobres augura que en el futuro la distribución del ingreso mejorará significativamente.

A su vez, el sistema de becas y créditos otorgados por el Estado cubren en un 88% a los alumnos pertenecientes al primer quintil de ingreso. En tanto que, el segundo quintil cuenta con un 82% de financiamiento. El porcentaje no cubierto se debe al incumplimiento de dos requisitos básicos: las notas de enseñanza media y los puntajes PSU. Esto último, porque la gratuidad se condiciona a que el 80% de los estudiantes de la institución deben lograr 450 puntos en ese examen. Este hecho, afecta directamente a los alumnos más vulnerables socioeconómicamente, quienes presentan menor nivel de logros en esta prueba.

Las demandas sociales hechas por los movimientos estudiantiles en torno al tema de la gratuidad pone en la palestra la discusión acerca de la gratuidad como única vía de financiamiento, patrocinado por el Estado, con fondos tomados del gasto público. Al respecto, podemos afirmar que es necesario ampliar la mirada de análisis y promover una visión más integrada de los actuales sistemas de financiamiento, ya que la experiencia en Chile demuestra la total compatibilidad que existe entre este tipo del financiamiento mixto y las matrículas en educación superior, especialmente en los quintiles más pobres.

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