La real importancia de los Bonos Verdes en Chile

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Ejemplar de pícea de Sitka en Nueva Zelanda.


Para lograr el objetivo de mantener la temperatura muy por debajo de los 2 grados Celsius establecido en el Acuerdo de París se requiere descarbonizar nuestra economía con una rapidez y profundidad sin precedente en nuestra Historia. Solo para tener una dimensión de la tarea, según un reporte de Naciones Unidades se debe movilizar capital público y privado por alrededor de 90 trillones durante los próximos 15 años. Magna tarea si tomamos en consideración que el PIB Mundial el año 2015 fue de "sólo" 73 trillones de dólares.  

Si nos ponemos optimistas, podemos aseverar que a nivel global existe abundancia de capital, por lo que la solución a esta catástrofe ambiental va a pasar sí o sí por sector privado, sobre todo por la movilización de recursos que pueda hacer el sector financiero. En este sentido los Bonos "Verdes" vienen a jugar un rol relevante para lograr estos objetivos.

Los Bonos Verdes son bonos corporativos que tienen atributos medio ambientales verificados o certificados por un tercero. Tradicionalmente la verificación se ciñe a dos estándares internacionales: los del Climate Bond Initiative (una ONG) o el de los Green Bond Principles (de la Asociación Internacional del Mercado de Capitales).

Hasta el momento en mercado de bonos verdes ha sido una política de finanzas verdes exitosa y de gran crecimiento a nivel mundial. Sólo el año pasado se emitieron 155 billones de dólares y este año 2018 se espera que sean entre 250 y 300 billones de dólares. Pero aún marginal si consideramos el tamaño del mercado de bonos corporativos a nivel mundial y la tarea de movilización que tenemos por delante.

De ahí la importancia que, desde la semana pasada, la Bolsa de Comercio de Santiago comenzó a ofrecer esta nueva alternativa de inversión de renta fija para sus clientes, emitiéndose el primer bono a nivel nacional por Aguas Andina a los pocos días de su lanzamiento por 1.500.000 UF, obteniendo una tasa de 1,80%, -equivalente a un spread de 53 puntos base- y con una demanda que superó en 3,6 veces el monto ofrecido al mercado. El año pasado fue CMPC quien emitió un Bono por 500 millones de dólares con el mismo éxito, pero en el mercado internacional.

Sin perjuicio del éxito de la colocación, la gran relevancia de este instrumento es que permite poner las materias de medio ambiente al centro de las estrategias de la empresa, ya no en una división o unidad; obligándola a tener una gestión rigurosa de los impactos, los cuales tienen que ahora ser medidos y gestionados adecuadamente en forma temprana. Además, esto transforma la forma en como tradicionalmente el sector financiero ha analizado los temas de medio ambiente, pasando de ser un costo y/o un manejo de riesgo, para ser una oportunidad sin precedente. 

Esta es una señal importante de involucramiento del sector financiero nacional, que lo pone a la vanguardia con otros mercados, pero que, además, puede cobra mayor relevancia si tenemos presente que Chile ha sido "graduados" por la OECD para obtener ayuda para el desarrollo, lo que implica que el Estado y el sector privado tendrán que crear fórmulas para incorporar capital privado a este tipo de proyectos. Obviamente el sector privado, funciona con incentivos, por lo que es indispensable que los gobiernos diseñen políticas que permitan crear las condiciones habilitantes para movilizar estos recursos.

Ahora queda preguntarse si el Gobierno de Chile aprovecha la oportunidad y da una señal certificando alguno de los Bonos Soberanos por 7.000 millones de dólares programado para este año, al igual como lo han hecho Francia, Nigeria, Fiji y prontamente Hong Kong.

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