La risible realidad de Eyzaguirre



Sus declaraciones permiten clasificarlo como un humorista de la política más que como el ministro más importante -y, así parece, preferido- de Bachelet. De hecho, Eyzaguirre ha coronado en una entrevista publicada el domingo una serie de intervenciones memorables por su desacuerdo o sinsentido respecto a la realidad. Esta vez, ha sostenido que "aunque les pese, este gobierno acercó a Chile a ser un país desarrollado". La bufonada citada merecería ser ignorada si no fuese porque llega al límite del mal gusto o, en su defecto, comporta lisa y llanamente una mentira. O, lamentablemente, ambas cosas. Implícitamente el actual ministro de Hacienda supone que la ciudadanía es suficientemente tonta como para no advertir el despropósito de su afirmación o, peor aún, un posible intento por tergiversar la verdad en orden a convertir en "legado" una gestión gubernamental que, por el contrario, ha significado un evidente retroceso para el país al tiempo que ha llegado a constituir un pesado lastre de cara a su devenir futuro.

Sí, con seguridad el lector recordará que el entrevistado es el mismo que estando a cargo de la cartera de Educación afirmó que habría que "bajar de los patines" a los alumnos de los colegios subvencionados para ponerlos a la par de quienes no tienen otra alternativa que padecer la mala educación pública y que, posteriormente, manifestó que el gobierno saliente ha tenido "mala pata" por los resultados económicos obtenidos y, más todavía, por no poder disfrutar de los que presumiblemente alcanzará el entrante. Como si en una y la otra situación no hubiesen tenido influencia determinante tanto los yerros gubernamentales de diagnóstico como los de las propuestas elaboradas y de la implantación de las mismas. Impenitente Eyzaguirre, fiel exponente del Ejecutivo y la Nueva Mayoría, intenta convencer(nos) de que "todo lo que hicimos en materia constitucional, laboral, tributaria, despenalización del aborto en tres causales y lo que se hizo en términos de regionalización", a través de distintas leyes, ha sido clave para acercar a la sociedad chilena estructuralmente a ser un país desarrollado. Los supuestos aciertos aludidos por el ministro dicen relación directa, nada menos, con las iniciativas que precisamente han sido profusa y profundamente criticadas al gobierno y claramente rechazadas por la población en las últimas elecciones. El impacto de las acciones adoptadas en el crecimiento económico no sería lo relevante a tener en cuenta, porque la medida que a él le gusta del desarrollo es otra, esto es, si "se ha avanzado o no en la construcción estructural de instituciones o consensos que posibiliten la convivencia armónica y el desarrollo de la iniciativa de las personas".

Aun concediendo que sus preferencias en la materia coincidiesen con los criterios que dan cuenta del auténtico desarrollo, cosa por lo menos discutible, todavía quedaría aceptar que se haya avanzado en generar las bases para una convivencia armónica y el desarrollo de la iniciativa de las personas. Todo, hasta el proceso seguido ha resultado conflictivo, nada armónico, y las más de las veces abiertamente atentatorio para la libertad de iniciativa personal.

Ante tanta mala broma o "posverdad", mejor para Chile que Eyzaguirre se concentre en continuar con su dedicación estival: "Tocar el ukelele".

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