La Teletón



SEÑOR DIRECTOR

El crítico de televisión Rodrigo Munizaga comenta en su columna de este domingo que el show de la Teletón no debería continuar y que solo debería existir el Instituto Teletón con aportes estatales y de empresas, pero sin publicidad.

Sin perjuicio que uno podría compartir que siempre el programa televisivo podría ser mejor, llama profundamente la atención sobre el rol que según el señor Munizaga debería cumplir la televisión después del 18-O, como si ella tuviera que ser meramente informativa y replicadora de noticias y no pudiera ser un espacio de entretenimiento y esparcimiento para miles de familias que muchas veces no tienen más alternativas. La crítica a este tipo de programas muestra la elitización absoluta de quienes la hacen.

Por otra parte, el desprecio por el programa de televisión de la Teletón desconoce el impacto cultural que sigue teniendo para miles de familias que se reúnen para verlo. La visibilización y la empatía con quienes padecen alguna discapacidad es un esfuerzo constante al que el programa de la Teletón contribuye en forma decisiva en nuestro país; el liderazgo de ese programa logra una acción en quienes lo seguimos, nos hace parte de una solución que nos corresponde a todos.

Por último, el típico afán trasnochado del estatismo más extremo, que pretende que el Estado se haga cargo de la Teletón o la financie, es un anhelo añejo que no entiende que los primeros llamados a resolver los problemas sociales somos nosotros mismos, y que los recursos escasos del Estado deben ir enfocados en aquellos que no tienen los medios ni la forma para organizarse y resolver sus problemas.

El “tercerizar” la Teletón y quitarle el programa a cada uno de los chilenos, es una muestra patente del estatismo asfixiante que desprecia la creatividad de la sociedad y también sus soluciones, incluso cuando han demostrado claramente que funcionan bien.

José Francisco Lagos

Director Ejecutivo Instituto Res Publica

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