La urgencia en las deudas del CAE

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SEÑOR DIRECTOR

El Crédito con Aval del Estado (CAE) se implementó en la década pasada con el objeto de ampliar el acceso a la educación superior. En dicha época, los beneficios estudiantiles se reducían a escasas becas y crédito universitario, concentrado en universidades del Cruch.

El desafío de extenderlos, sin incurrir en un costo inmediato para el fisco, llevó a generar este mecanismo en que el Estado y las propias instituciones de educación superior avalaran créditos, que otorgarían entidades financieras. El sistema mostró falencias graves desde un comienzo. Pese a las garantías, la banca impuso condiciones extremadamente gravosas. La securitización no resultó. Accedieron a él muchos jóvenes de sectores medios y bajos, para los que el CAE no estuvo previsto. Casi 15 años después, arrastran pesadas cargas financieras.

Paralelamente, como en todo el mundo, la acelerada ampliación de la matrícula universitaria ha disminuido la incidencia de obtener un grado en los ingresos, aumentando la frustración.

Esto debe corregirse. El fisco ya ha recomprado el 47,3% de la cartera. El resto sigue en manos de la banca. Si se distingue por beneficiario, el Estado posee los títulos de casi exactamente 300.000 deudores de los tres quintiles de menores ingresos, que equivalen a un 44,8% de ese segmento y al 32% de todos los créditos del sistema.

De esos créditos, no todos están en etapa de cobro. Un 48% de los beneficiarios se encuentran aún estudiando o en el período de gracia. Un 39% está en época de pago, en diversas situaciones, y en un 13% de los casos se ejecutaron las garantías, vale decir, se dejó de pagar.

Estando buena parte de los créditos del 60% más vulnerable de los deudores en manos del fisco, y aún no morosos, existen condiciones inmejorables para encontrar una solución para aquellos estudiantes que hoy podrían acceder a la gratuidad. Es un tema más contable que financiero. Respecto de otros casos, el mecanismo que se implemente debe implicar, también, un esfuerzo de la banca.

Superar este problema, que se percibe como un abuso y una pesada mochila, ayudaría a que muchos jóvenes y sus familias sientan que efectivamente están siendo escuchados, tras semanas de movilizaciones.

Carlos Montes Cisternas

Senador PS

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