La violencia en los hogares chilenos

Manifestación en Santiago


La vandalización de varias estaciones de metro, supermercados, bancos, farmacias, negocios chicos y hasta puestos en ferias libres, que ha acompañado a manifestaciones pacíficas por el malestar social en Chile, ha sido desconcertante e inesperada. Es difícil entender que mientras algunos claman por el aumento del costo de la vida y el abandono en el que vive gran parte de los chilenos, otros destruyen bienes públicos y privados en las comunas más pobres, afectando principalmente a quienes más les duelen, y dificultando sus vidas en todo sentido.

Como sociedad, de a poco estamos tratando de entender las múltiples causas de esta crisis, y me parece que una de ellas podría estar en que en la familia chilena se convive a diario con la violencia. En efecto, alrededor  del 75% de nuestros adolescentes declara haber sufrido de algún tipo de maltrato por parte de uno de sus padres, y casi el 30% presencia violencia entre ellos. Además, más de 100.000 niños, niñas y adolescentes dependen del Sename para reparar el daño que han sufrido en su entorno.

Criminalizar a los padres o cuidadores es un sinsentido, ya que es probable que muchos de ellos también hayan sufrido los mismos abusos, a los que se suman el pasar varias horas transportándose de manera incómoda a sus lugares de trabajo, para recibir sueldos que no permiten llegar a fin de mes. Para muchos, esto ocurre en comunas dominadas por el narcotráfico, la inseguridad, la falta de acceso a áreas verdes y a actividades de recreo y cultura, y una larga lista de factores que disminuyen la calidad de vida a niveles insostenibles. Esta situación es aun más grave cuando hay un solo apoderado, casi siempre una madre, que con un sueldo deben mantener y contener a toda su familia, en un contexto en el que Chile es uno de los países con peor desempeño de la OCDE en Apoyo Social.

El convivir con violencia durante la infancia es un factor de estrés tóxico que se relaciona con discapacidades conductuales, de aprendizaje y con problemas de salud mental y física. Tratar a quienes viven en esas circunstancias es indispensable para que puedan desarrollarse de acuerdo a sus capacidades, e insertarse en la vida cívica, social y laboral. Sin embargo, la discusión sobre los sistemas públicos de salud y educación, que podrían ser parte de la solución y tratamiento a estos problemas, han estado lejos de hacerse cargo y también se han caracterizado por su tono agresivo.

Las medidas propuestas por el gobierno representan un muy buen primer paso hacia una nueva sociedad, más justa en términos de contar con lo necesario para llevar una vida digna. Pero no podemos olvidar que este es tan sólo el primer paso, y es necesario que los próximos apunten reparar el corazón de las familias chilenas, con todo el apoyo que necesitan para criar a las nuevas generaciones sin violencia.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.