Legitimidad en el actuar

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Puede ser que el escenario actual someta a las empresas y a sus equipos a dinámicas de alta presión que los hagan caer en cuestionamientos constantemente, por la forma en que se llevan adelante los distintos ajustes.



Líderes dominados permanentemente por la desconfianza frente a su equipo que opera en teletrabajo; directorios que aprueban repartir utilidades de las compañías en porcentajes muy por sobre el mínimo legal, mientras suspenden contrato a sus trabajadores; y productos, que pasaron a ser muy necesarios, que suben los precios descaradamente en pandemia. Todas estas son conductas que llevan a perder legitimidad.

Puede ser que el escenario actual someta a las empresas y a sus equipos a dinámicas de alta presión que los hagan caer en cuestionamientos constantemente, por la forma en que se llevan adelante los distintos ajustes. Pero la dirección y la conducción de los planes deben saber llevarse con maestría y prudencia, y, en ese sentido, se requiere de acciones conscientes, ajustadas a una planificación rigurosa y metodológica porque repercutirán directamente en la continuidad del negocio.

Más que nunca las empresas deben velar no sólo por su rentabilidad inmediata, sino por su fortalecimiento con legitimidad. Y no se trata de un concepto simbólico que sustente algún ranking de reputación, sino que de una decisión para mantenerse vigente y operativo, de manera sostenible, lo que dará como resultado reputación de la empresa.

¿Cómo se logra? Validándose frente a los trabajadores, impulsando prácticas justas, que los identifiquen y comprometan con las metas de la organización. Porque si no hay un cambio en el actuar dentro de las industrias y no hay preocupación real por la salud física y sicológica de los trabajadores, cualquier legitimidad está perdida.

También se gana al preocuparse de los clientes, empatizando con sus necesidades actuales; de precio y abastecimiento de productos y servicios; y al preocuparse de los accionistas, capturando los niveles de productividad, que en ciertos procesos de negocios -forzados por las condiciones actuales- han aumentado en un 20 y hasta un 30%.

En definitiva, la legitimidad se logra cuidando a los trabajadores, a los clientes y a los accionistas a la vez y como un todo, porque los tres se necesitan aunque vayan por carriles distintos. Desde ya se debe trabajar en generar los ambientes que legitimen interna y externamente esas mejoras de productividad para capturarlas, y lograr que las empresas operen a un nivel superior, que permita -ante disminuciones de ventas y servicios por el tamaño del mercado- seguir sirviendo a los clientes de la manera definida, con las mejores prácticas y con legitimidad en el actuar.

El autor es Socio Orca Business Consulting

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