Lo que no se desborda, se chinga



Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador

De nuevo la Convención nos brinda espectáculo. Y todo porque lo que manda es andar midiendo quién moviliza, pisa y ronca más fuerte. En eso se llevan. Pero, claro, no basta con anular a esos pocos insignificantes personeros de derecha que van quedando: algunos cavernarios, otros afanados en congraciarse con el supuesto Zeitgeist reinante, al que proclaman “Futuros Posibles”, y luego se auto-aplauden.

Recién lo hemos visto. ¿Tras maratónicos esfuerzos, a dónde se llega sin embargo? A -confesémoslo por ellos- ninguna parte, entre Tongoy y Los Vilos, como se decía antes. Aun cuando fuerzas organizadas -el PS y FA- sucumban frente a una miríada de grupúsculos infinitesimales que suman la mayoría más uno, es poco lo que se consigue; si apenas dura hasta que no se fraccionen de nuevo. El mismísimo Fanon, profeta de desposeídos, advierte que el mero espontaneísmo suele terminar en vano. “Después de cada jornada de reivindicación, cuando los cuadros celebran la victoria, las masas tienen la impresión de haber sido traicionadas” (Les damnés de la terre, 1961).

Por tanto, como me aconseja un amigo, “hay que estar al aguaite”, gallinazos se aprestan a repartir el animal. ¿Y quiénes son esos jotes a los que más vale estar atentos? No me lo dice, solo que son “de cabeza negra o colorada”. Valgan pues estas dos alternativas, que admito las puede haber otras (de “futuros posibles” se trata). Por un lado, los que se deshicieron del perro casero al que ya nadie echa de menos -no hizo su pega y les regaló la Constitución- aun cuando significó que ladrones entraron, “se llevaron a mi suegra” y “gran favor hiciéronme”, como lo anticipara la Violeta en “Tranquilo el Perro”. Es decir, la vanguardia sabida, maestros estrategas que ponen sus fichas en “agudizar las contradicciones”, y siempre van por más. Y, por el otro, los defensores del orden en forma, con o sin perro guardián afín, confiados de que pueden echar mano a algo más probado, “el principal resorte de la máquina”: esa apolillada figura, la del Presidente, otrora Gobernador colonial, Jefe de Estado, modelo de virtudes, por sobre los partidos, transversal, y que dura lo que dura (mientras resulte útil).

No pretendo hablar en clave. La Convención si sigue como es no va a ninguna parte. No lo digo yo, lo afirman voceros desde el FA a concertacionistas, incluyendo a “liberales” entre comillas, que reniegan ahora de lo que han defendido, se resignan ante un Estado fuerte, ojalá neutro, les aterra un Congreso “desbordado”, y promueven un maquiavelismo burdo para Boric (hablamos de ello en LT, 31/12/2021). Lo que es los comunistas, la otra opción, están dispuestos a “chingar” la Convención o servirse de ella y poner en jaque al primerizo. Ambos van por el Estado Leviatán como eje (así que Atria tome nota), que eso es lo único en juego.

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