Luchar contra la sequía es luchar contra el hambre



Por María Emilia Undurraga, ministra de Agricultura, y Federico Errázuriz, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Riego

El Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía se conmemora hoy 17 de junio, siendo su objetivo el promover la conciencia pública sobre la pérdida global de tierras y la sequía. Este año 2021, el día se centrará en convertir las tierras degradadas en tierras saludables: “Tierras saludables para una mejor reconstrucción”. La restauración de tierras degradadas regenera los ecosistemas, genera resiliencia económica, crea empleos, aumenta los ingresos y mejora la seguridad alimentaria.

En los últimos años Chile ha evidenciado los efectos de una de las sequías más prolongadas, extensas territorialmente y severas de las que se tenga registro, la que ha traído una disminución de las precipitaciones, con un déficit promedio de entre un 25 y un 30% en Chile central, sumado a alzas de temperatura, baja acumulación de nieves y menor recarga de acuíferos y caudales, hasta un 70% menos en las regiones de Coquimbo y Valparaíso.

El agua es un elemento esencial para la vida, es por ello que la prioridad para el consumo humano es fundamental. A partir de esta priorización, el poder equilibrar sus usos tanto social, económico y ambiental será parte de la discusión en el proceso constituyente. Es cierto que el sector agrícola utiliza cerca del 70% del agua en nuestro país, no para sí sino para transformarla en alimentos para las personas, siendo base del bienestar y de la seguridad alimentaria. Esperamos que la discusión actual amplíe sus horizontes, que no se dé desde la ciudad para la ciudad, sino que tenga un enfoque territorial que comprenda las distintas realidades en los distintos rincones de nuestro país permitiendo equilibrar sus usos, priorizando el consumo humano, permitiendo las economías locales y cuidando los paisajes y ecosistemas.

El cambio climático ha transformado la sequía desde una emergencia puntual a una condición estructural. Los efectos de este fenómeno impactan significativamente a toda la población y particularmente a las zonas rurales de nuestro país, donde las familias se abastecen a través de sistemas de APR que muchas veces dependen de pozos para su suministro. Asimismo, afecta la producción de alimentos para todo el país. Frente a esto, la pregunta es, ¿qué herramientas tenemos a mano para mejorar el uso de este cada vez más escaso recurso?

En este contexto, cobra especial relevancia un manejo eficiente de los suelos, el agua y de los recursos ambientales y la implementación de las nuevas tecnologías. Es así como desde el Ministerio de Agricultura, junto a sus distintos servicios y secretarías regionales, hemos formado la mesa público - privada del agua para la agricultura para coordinar y consensuar estrategias comunes y hemos tomado distintas medidas para apoyar a los agricultores y fortalecer la resiliencia de los territorios rurales en este nuevo escenario de escasez hídrica.

Actualmente, 168 comunas de 7 regiones distintas han sido declaradas con emergencia agrícola por déficit hídrico, lo que permite una acción más rápida y oportuna de los distintos instrumentos económicos de apoyo. Junto a lo anterior hemos logrado duplicar el presupuesto para obras de riego, tecnificación y fomento de las organizaciones de usuarios de agua de la Comisión Nacional de Riego (CNR) y del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), permitiendo ir en ayuda principalmente de productores pequeños y medianos.

A este respecto, una de las iniciativas más relevantes que nos permitirá aumentar los niveles de tecnificación, reduciendo el consumo de agua hasta en un 50% por hectárea es la Ley N° 18.450 de Fomento a la Inversión Privada en Obras de Riego y Drenaje, cuya prórroga por 12 años más está siendo discutida actualmente en el Congreso, para continuar incentivando el uso más eficiente del agua. Y porque las condiciones han cambiado también lo deben hacer las estrategias, también estamos potenciado el estudio de nuevas fuentes como la desalinización, y también la gestión de acuíferos mediante la recarga y el análisis de embalses subterráneos, que permita desarrollar de manera sustentable la actividad agrícola en los territorios junto con el agua para el consumo de la población.

En este cambio de estrategia destaca el trabajo colaborativo entre INDAP y la Dirección de Obras Hidráulicas para construir de manera simultánea obras multipropósito para riego y consumo humano, iniciativa que el Minagri ha priorizado y pretende reforzar, ya que permite armonizar ambos usos prioritarios. A la vez destacar el reciente acuerdo de cooperación de alcance nacional con Conadi que busca apoyar a comunidades indígenas en la habilitación de cerca 800 pozos profundos, como también la inscripción y regularización de estos.

La desertificación y la sequía nos afecta a todos, gestionar bien el agua, hacer un uso racional de los recursos naturales, cuidar nuestros bosques, son sólo algunas de las medidas que todos podemos realizar y que como Ministerio estamos comprometidos a realizar en el marco del Plan de Recuperación Paso a Paso, una recuperación verde que nos permite cuidar nuestros recursos naturales, hacer más resiliente a las comunidades y territorios rurales y velar por la seguridad alimentaria de todas las chilenas y chilenos.

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