Macrones chilenos

Trump-y-Macron
Foto: Reuters.


Hace más o menos un año era el debate del momento. ¿Qué político chileno se asemejaba más al joven y renovado presidente francés? Unos decían que Andrés Velasco, otros que ME-O, quizás no faltó el que pensó en Felipe Kast.

Los mismos candidatos de la época se apresuraron en enviarle felicitaciones a través de las redes sociales y no faltaron los que aprovecharon la ocasión para sacar lustre a su dominio del idioma galo, comenzando por el mismo ME-O y la entonces Presidenta Bachelet.

No tuvo que transcurrir mucho tiempo para enterarnos de algunas pifias de monsieur, como su obsesión por otorgar un cargo oficial a su mujer, obviamente con sueldo fiscal incluido. Después se le ocurrió una reforma tributaria que beneficiaba a las mayores fortunas e incumplió uno que otro compromiso de campaña. Ya en agosto del año pasado se había transformado en el presidente francés con el deterioro más veloz en las encuestas de popularidad de la Quinta República.

A la distancia, Macron debe observar ahora con cierto desconsuelo el distanciamiento de la fanaticada chilena ante su juvenil imagen, en especial esta semana en que se le ocurrió besarse con el principal objetivo de las críticas periodísticas, con el tipo a quien cada día se le descubre una nueva fechoría, con el representante del mal en la Tierra, con el demonio de todos los demonios. Sí, con el mismísimo Trump.

Y no se han dado un beso, sino varios. Y apretones de manos y abrazos y hasta se fueron tomados de la mano tras conversar con la prensa.

Y este humilde servidor fue testigo, desde su propio televisor, de las burlas lanzadas al aire por los sesudos conductores del noticiero matinal de Canal 13 y de sus comentarios sobre la virilidad de ambos mandatarios y no pudo dejar de pensar que, aunque esos chistes ya no son bien vistos, la vara inquisidora se vuelve más flexible cuando se trata de pelar a Mr. Trump.

Porque es la obsesión de la prensa, al punto de entrevistar a actrices porno en programas políticos, sin entender que han pisado el palito, que están jugando en el terreno que Donald más conoce y que más le conviene: el del chisme barato, el de las acusaciones destempladas, el de la descalificación y el del rating a toda costa. El hombre juega bien en el barro y consiguió que todos le acompañaran. Gente ingenua que se cree lista.

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