Manos abiertas y reglas claras

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La nueva ley de migración chilena entrará en vigor a partir del 16 de abril. Presidencia de Chile.


Este lunes 9 de abril el presidente Sebastián Piñera anunció una serie de medidas en el tema de la inmigración. No cabe duda que se trata de una realidad sensible para la población, y que se ha convertido en incluso en una prioridad en los últimos meses, en parte por la llegada de numerosos contingentes de inmigrantes en el último tiempo, que hace que la cifra de extranjeros en Chile llegue al millón de habitantes.

Si tuviéramos que definir una línea de trabajo en la inmigración, es necesario considerar dos criterios fundamentales, ambos importantes y necesarios. El primero es que Chile es un país que históricamente se ha formado y crecido con inmigrantes, que han aportado su talento y esfuerzo al desarrollo nacional, como hemos podido apreciarlo en tantas colonias que se han formado a lo largo de las décadas. Por lo mismo, la apertura es necesaria, como parte de nuestra historia y también pensando en el futuro. La segunda dimensión es igualmente importante: Chile debe tener una legislación migratoria moderna, que responda a los estándares internacionales y que también sea adecuada a los tiempos que vive nuestra sociedad. En los últimos años, lamentablemente, no vimos liderazgo ni interés para abordar esta realidad, que el gobierno ahora ha decidido abordar con un sentido de apertura, responsabilidad, respeto a la legalidad y de acuerdo a las normas internacionales vigentes.

El programa de gobierno del presidente Sebastián Piñera era muy claro al respecto: "nuestra visión de la migración es positiva… y valoramos altamente la contribución que los migrantes realizan a la construcción de nuestro país. La migración es una expresión de la libertad humana y responde a la búsqueda natural de mejores condiciones de vida". Por lo mismo, debemos estar orgullosos de que personas de otras latitudes busquen en Chile las oportunidades que por diversas razones no han tenido en sus países de origen. Mayor valor cobra en algunos casos dramáticos, como el de Venezuela, con un pueblo trabajador y amante de la libertad, que ha debido soportar por años el peso de una dictadura y de la miseria: muchos de sus hijos han venido a nuestro país con la esperanza de un futuro mejor.

Sin embargo, el programa también clarificaba otro aspecto: "Contar con una legislación y una política migratoria que transparente las condiciones de ingreso y permanencia en nuestro país, constituye la principal garantía para los extranjeros que deseen establecerse en Chile. El Estado debe ser totalmente claro en la exigencia del estricto cumplimiento de las normas que rigen a los migrantes, para que ellos no sean víctimas de engaño ni discrecionalidad alguna".

Lo que Sebastián Piñera propuso como candidato lo está cumpliendo como Presidente de la República, y ese es precisamente el liderazgo que Chile escogió en diciembre. Los anuncios de este lunes en La Moneda van en la dirección del programa de gobierno, de una política que combine apertura con el principio de legalidad que todos compartimos, así como el establecimiento de algunas medidas específicas. Para poner orden en el a veces caótico ambiente migratorio, existe la decisión de combatir el tráfico de migrantes, que es un abuso contra los derechos humanos y contra las leyes nacionales e internacionales. Algunas medidas puntuales son la creación de una nueva institucionalidad migratoria, un Registro Nacional de Inmigrantes y un sistema flexible de categorías migratorias. Además, habrá distintos tipos de visa de acuerdo a diversas circunstancias, entre las que se puede mencionar la de Fines Humanitarios con Haití y la de Responsabilidad Democrática con Venezuela, dos países con altos flujos de personas en el país. Adicionalmente se procederá a un proceso de regularización de personas que hayan ingresado de manera irregular al país.

En definitiva, como podemos ver, hay propuestas concretas y habrá un nuevo proyecto de ley de migración. Estamos convencidos de que una gran mayoría comparte la necesidad de combinar estos dos criterios fundamentales, de apertura a la inmigración y de legalidad. Son muy pocos los que, probablemente, defiendan la vigencia de un sistema ilegal, irregular o que fomente las mafias de tráfico de personas. Para enfrentar este desafío debemos estar muy convencidos en el plano de los principios y ser muy efectivos en la acción.

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