Más empleo, ¿para quién?

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Leía una editorial del Diario Financiero en la que aseveraban que las "proyecciones más recientes en materia de empleo y crecimiento hacen difícil que el gobierno pueda cumplir con su meta de crear 600 mil nuevos puestos de trabajo" en los cuatro años de mandato. En tanto, los empleos formales y con contrato estaban en entre dicho, por la dificultad del sector privado de crearlos.

Estos análisis dan cuenta de una preocupación del Gobierno y el sector privado, y de la sociedad en general, sobre los efectos que el empleo tiene en la economía nacional. Sin embargo, la generación de empleo no solo es un sostén para nuestro país. Aunque suene obvio, es también un factor clave para las economías familiares, para la estabilidad de las mismas y para el crecimiento y desarrollo de todas las personas.

Lamentablemente, en estos análisis falta determinar, cuando la autoridad habla de más empleo… ¿para quién?

La vigencia de la Ley de Cuotas para personas con discapacidad, no solo es una oportunidad para dar empleo a quienes no tienen acceso al mismo. También es una tremenda oportunidad para el engranaje del desarrollo, porque el desarrollo no es tal sino va en beneficio directo de todas las personas.

Por tanto, dar eficacia a esta política pública, debiera ser un imperativo. Sin embargo, pareciera que hoy no es una prioridad ¿qué ocurre en la práctica? La falta de fiscalización del cumplimiento de la ley, está provocando que muchas empresas hoy no tengan la urgencia de incluir que tenían hace un año. Es decir, no estamos cumpliendo el mandato de la norma para equiparar la cancha y dar oportunidades según competencias a las personas con discapacidad.

Generar empleo debiera ser un eje transversal para todas y todos. Más aún con las metas y proyecciones que el propio gobierno se ha puesto. El afianzar y hacer más efectiva una ley, un programa o iniciativa, permitirá el cumplimiento de dichas metas. En eso todos estamos de acuerdo. Por esto, en la generación de empleo no debiera haber ciudadanos de primera o segunda importancia (por no decir categoría).

El desarrollo es motor de los países. Vuelvo a reiterar que no se entiende sin un efecto concreto en las personas. La inclusión también es motor de desarrollo, y en este sentido es imperativo que las empresas no solo se muevan por la inclusión para evitar posibles multas, es vital motivarlas para entender que la inclusión les permite crecer, porque ese trabajador aportará según sus competencias al crecimiento de la misma.

No perdamos tiempo, tomemos esta tremenda oportunidad, y de seguro habrá desarrollo para todos y todas las personas, sin importar su situación o condición.

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