Matrimonio igualitario, un paso importante, pero incompleto

Matrimonio


SEÑOR DIRECTOR

El Presidente Piñera anunció en la cuenta pública anual que daría urgencia al proyecto de “matrimonio igualitario” que descansa hace años en el Congreso.

Si bien es una buena noticia, que pondría a Chile a tono con países modernos y respetuosos de la dignidad humana, es importante que se entienda que el matrimonio igualitario no es la solución a “todos los males” y que su sola aprobación no dejará de lado una historia de discriminación a las distintas formas de hacer familia.

El denominado matrimonio igualitario no resuelve el grave problema de discriminación al que se ven sometidos los hijos e hijas de parejas homoparentales o lesbomaternales, ni de aquellos NNA que encontrándose susceptibles de ser adoptados, y deseosos de pertenecer a una familia, no tienen derecho a ser parte de una familia distinta al modelo tradicional conservador.

Nos hemos acostumbrado a regulaciones que van “parchando” normativas defectuosas (es lo que sucede con relación al régimen de sociedad conyugal), pero parece haber llegado el tiempo de legislar de manera seria, a través de cuerpos legales armónicos e integrados, en cuya raíz esté el principio del respeto a los derechos civiles fundamentales de todo ser humano, y el deber de cuidado y protección que tiene el Estado para con nuestros niños y niñas, evitando todo tipo de discriminaciones.

Estamos en un momento histórico para nuestro país, en que esperamos que el nuevo texto constitucional no se limite a consagrar la igualdad del ser humano, sino que reconozca y garantice los derechos fundamentales precisamente de aquellos que históricamente no han optado en términos concretos a ese principio de igualdad: mujeres, niños, niñas y adolescentes, y diversidades sexuales.

Daniela Horvitz

Abogada

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