Mauricio Rojas y el museo de la memoria



SEÑOR DIRECTOR

Mauricio Rojas es un testigo privilegiado de los acontecimientos que llevaron al quiebre de la institucionalidad de nuestro país en 1973. Su experiencia como un ex militante del MIR, exiliado en Suecia y que más tarde abrazó las ideas de la libertad -llegando a ser parlamentario del Partido Liberal de ese país- lo han convertido en un referente a la hora de hablar de estos hechos.

En su visión, el Golpe de Estado no se puede explicar sin antes comprender hechos como la legitimación de la "violencia revolucionaria" por parte de la izquierda y una falta de visión política que condenara fuertemente el actuar de grupos armados. Estas conductas sentaron precedentes que llevaron a un aumento de la conflictividad y a la pérdida de las normas mínimas de convivencia.

Más allá de una frase mal formulada, la enseñanza de Rojas es que no se puede hacer memoria sin entender el contexto que nos llevó al quiebre de la democracia, porque solo de esa forma podemos aprender del pasado, para no cometer los mismos errores en el futuro.

Esto lleva a pensar que en realidad el Museo de la Memoria es más bien un museo de las violaciones a los Derechos Humanos cometidos en dictadura. Eso en ningún caso es justificar hechos totalmente reprochables y menos negacionismo. Es una precisión que es respetuosa con la historia y que se echa de menos en el debate público.

Andrés Soto

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