Menos ingresos y más gastos

Estudiantes Universitarios


Diversos rectores se han referido a la disminución de recursos que han experimentado las instituciones adscritas a la gratuidad. Se ha señalado que el proyecto de ley que reemplaza al CAE va a profundizar los problemas en las universidades con gratuidad y, peor aún, va a hacer que las entidades sin gratuidad también experimenten serias dificultades financieras.

Por otro lado, hemos insistido en que la forma concreta en que se medirá la calidad, la acreditación, incentiva al mayor gasto, por la alta ponderación que se la da a la investigación. Las disminuciones de aportes públicos a las universidades, en un contexto de presiones por elevar los gastos en investigación, no es un tema solo chileno. A mediados de octubre se dio a conocer un informe que da cuenta que, en muchos países de la Unión Europea, el aporte fiscal es menor al existente hace 11 años. Mientras más dependiente de esos aportes estatales sean las instituciones, mayor es el impacto de las variaciones en esos ingresos.

¿Es posible la cuadratura de este círculo de menores ingresos y mayores gastos? Por lo menos, se lograría una buena aproximación si imperase la lógica. Algunas sugerencias son: primero, considerar que la calidad es multidimensional, y analizar la calidad de la enseñanza y el aprendizaje como un elemento posible de separar. No estaríamos inventando algo nuevo; de hecho, el Times Higher Education publica un ranking de universidades, que este año extendió a toda Europa, focalizado en el medio ambiente de enseñanza y aprendizaje de los estudiantes, y en sus resultados. En los primeros lugares se repiten las mejores universidades, pero se incorporan otras en posiciones altas, que se focalizan en el aprendizaje de sus estudiantes.

Segundo, identificar los aportes para la gratuidad, y tener un acuerdo sobre las vacantes nuevas, lo que lleva a que cada institución defina su arancel; la experiencia de años anteriores hace posible estimar el número, lo que se hace en diversos países del mundo. Hoy se fija el arancel y el crecimiento de matrícula, y se deja abierto el número de beneficiados.

Tercero, no fijar aranceles en el sistema de créditos, debiendo cada universidad informar la escala de copagos, según los deciles de ingreso. Este enfoque reconoce que, al menos en las universidades, el número total de matriculados nuevos se ha estancado.

Sin duda pueden existir otras propuestas; lo importante es partir de la base de que es negativo para los propios estudiantes, y para el país, que el Estado financie mecanismos de gratuidad, becas y préstamos que generan más desigualdad, por menores oportunidades, al empeorar la calidad de sus aprendizajes.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.