Modernización del sistema electoral

Plebiscito


Pese a que el gobierno cerró la posibilidad de que los enfermos por Covid-19 puedan votar en el plebiscito constitucional de octubre, continúan los intentos de algunos sectores por intentar revertir esta medida. Es así como un grupo de senadores de oposición presentó un proyecto de reforma constitucional para que los contagiados puedan sufragar a través del sistema de correo. Por su parte, un grupo de diputados también ha impulsado una moción para que aquellas personas imposibilitadas de poder concurrir presencialmente a votar lo puedan hacer mediante carta certificada, donde los carteros actuarían como ministros de fe.

Las razones que ha entregado el Ejecutivo para no avanzar ahora en una reforma de este tipo son atendibles. Restando menos de dos meses para el referéndum, y cuando aún quedan varios problemas por resolver, no parece haber tiempo para implementar un sistema que brinde todas las seguridades que demanda un acto electoral, no solo para asegurar que el voto pueda ser debidamente procesado, sino para ponderar cuidadosamente cómo resguardar la confidencialidad, tal que sea un voto libre de coacción. Por otra parte, permitir que los contagiados puedan concurrir a sufragar en este plebiscito, de seguro generaría temor entre los electores -también podría desincentivar a muchos vocales de mesa-, pudiendo inducir a una mayor abstención, lo que perjudicaría el proceso.

Las zigzagueantes posturas del presidente del Servel, quien hasta hace muy poco seguía insistiendo con la posibilidad de encontrar un mecanismo para que los enfermos por Covid-19 votaran, probablemente han contribuido a dilatar este debate más allá de lo conveniente. Sin perjuicio de ello, es pertinente que el Congreso, el Servel y el Ejecutivo comiencen a estudiar fórmulas que faciliten las votaciones de aquellos que hoy están impedidos de hacerlo, pues todo indica que la pandemia seguirá presente por mucho tiempo más.

Hasta que no haya vacuna efectiva y el nivel de contagios se logre contener, el país deberá habituarse a una “nueva normalidad”, lo que supone que las distintas actividades deberán volver gradualmente, tomando los resguardos que sean necesarios. Los actos electorales no deberían ser la excepción, más aún cuando el próximo año no solo deberán elegirse eventualmente los constituyentes, sino también alcaldes, concejales, consejeros regionales, gobernadores regionales, diputados, senadores y Presidente de la República. Hay tiempo para comenzar a estudiar medidas y aterrizarlas en cambios legales, donde la “urna móvil” aparece como una opción factible, o bien el voto por adelantado. El sufragio por correo también es una alternativa, pero ello debe analizarse a la luz de la experiencia internacional, donde hay buenas y malas experiencias.

Lo razonable en todo caso es que ello se aborde de una manera integral, pues además de los afectados por Covid-19 se cuentan quienes cumplen medidas precautorias de privación de libertad, los postrados o aquellos enfermos u hospitalizados. También la población que vive en zonas remotas. Es una oportunidad que no se debe desaprovechar para modernizar nuestro sistema electoral y valerse de las facilidades que proveen las nuevas tecnologías.

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