Multinacional en crisis

PapaWEB
El Papa Francisco en el Vaticano.


Ocurrió hace ya casi cuatro meses. Los jerarcas locales de una histórica y conocida franquicia internacional presentaron sus renuncias ante el jefe máximo. Un par de semanas antes, este mismo sujeto había enviado unos interventores que tenían como misión evaluar la crítica situación por la que atravesaba el conglomerado en este remoto mercado. El diagnóstico fue tan negativo, que el propio directivo los terminó acusando de entregar información incompleta respecto a una serie de abusos detectados al interior de la organización.

Como lo haría cualquier ejecutivo medianamente consciente de la urgencia que requieren ciertas decisiones, el máximo directivo se quedó con las renuncias en su poder e, incluso, removió a un par de sus puestos a los pocos días, aunque solo para instalar en su lugar a subrogantes. Sobre el resto de los casos, nunca más se supo. Se convirtieron en algo así como muertos en vida, aunque con suficiente astucia como para continuar filtrando informaciones, "pelarse" entre ellos y, aun, redactar una carta pública ni más ni menos que para defender a su jefecito de lo que calificaron como "injustas imputaciones" recibidas por parte de un excolega.

Como era de esperar, en la misiva le hicieron ver a su jefe lo terrible que resultan estos "momentos difíciles" y aprovecharon de sintonizar con su propio caso porque -según le recordaron- equivale a la misma situación "que también hoy nosotros sufrimos".

Cualquier jefe se apiadaría de tan leales y comprensivos subalternos, en particular cuando el tiempo transcurrido pareciera indicar que no le ha sido muy fácil encontrar reemplazantes (¿será que no encuentra gente con los méritos suficientes o que ninguno pasa el test de la blancura?); o bien, sufre suficientes presiones internas que le impiden tomar decisiones muy radicales.

El problema es que, mientras tanto, los clientes han ido abandonando los locales de atención, y eso es particularmente grave para un conglomerado que decía poseer el monopolio de un producto tan apetecido como es la salvación eterna. Incluso, el mismo máximo directivo de la organización visitó el otro día uno de los mercados con mejores resultados históricos y se encontró con locales semivacíos y muy pocos fans en su paso por las calles.

Algunos accionistas ya plantean la necesidad de una reestructuración profunda, una suerte de refundación sustentada en las ideas originales del fundador del holding (hecho ocurrido hace más de dos mil años) y que cuestione todos los añadidos posteriores que, en muchos casos, solo pretendieron aumentar el poder de negociación ante los consumidores. Veremos qué ocurre.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.