Necesaria reforma al sistema de capacitación



La mesa técnica convocada por el Presidente de la República para efectuar recomendaciones con el fin de perfeccionar la regulación laboral constituye un esfuerzo transversal importante con miras a modernizar nuestra regulación al efecto. El informe aborda diversas materias, una de las cuales dice relación con las mejoras o perfeccionamientos necesarios de introducir tras las dificultades detectadas en la implementación de la reforma laboral promovida por el gobierno anterior.

Pero más allá de esas propuestas, que resultan valiosas y que, de ser acogidas por el gobierno requerirán que éste invierta buena parte de su capital político para lograr su aprobación en el Congreso, el informe contiene otros ejes sobre los que bien vale la pena detenerse. Coincidentemente con lo planteado por los integrantes de la mesa por el Acuerdo Nacional por el Desarrollo Integral de nuestro país, otro de los ejes del informe versa sobre la necesaria reforma que ha de emprenderse al Servicio Nacional de Capacitación y Empleo, materia que, en el último tiempo, ha estado más ausente de la escena pública.

Existe amplio consenso en cuanto a que nuestro país requiere hacer un esfuerzo muy importante en materia de formación de capital humano. Más allá de lo que corresponda realizar a nivel de enseñanza escolar y universitaria, fomentando el pensamiento crítico, la investigación aplicada y el uso formativo de tecnologías con fines educativos -y de los esfuerzos que se realizan para que los profesionales que cursan estudios de postgrado puedan, posteriormente, encontrar campos de trabajo para aplicar esos conocimientos con fines productivos-, es imperativo hacer cambios, a la par, en el diseño, objetivos y estructura de la institucionalidad de capacitación en Chile y los programas que al efecto se ofrecen para hacer frente a lo que ha venido en llamarse la cuarta revolución industrial.

Los programas de capacitación actuales son rígidos, con objetivos que aparecen en muchas ocasiones obsoletos, además de ser estándares y poco adaptables a las necesidades particulares de las empresas, por lo que agregan escaso valor en términos de productividad. Así, es necesario repensar la institucionalidad y el diseño de tales programas de manera de generar una necesaria transición y adaptación de la fuerza laboral a las nuevas tecnologías y dinámicas de los mercados, creando puentes efectivos entre el sector productivo y el científico-académico, siendo asimismo muy relevante disminuir el déficit de técnicos profesionales.

Los programas debieran estar enfocados en incrementar el conocimiento y las habilidades productivas para así mejorar, sustancialmente, las oportunidades de las personas de encontrar empleos; fomentar la participación laboral de grupos postergados, y facilitar la reorganización y modernización de la fuerza de trabajo. Las propuestas fruto de la mesa para el desarrollo integral y de la comisión técnica para perfeccionar la regulación laboral constituyen una base sólida para enfrentar esta materia, la que debiera ser abordada por la clase política en forma prioritaria.

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